Arte rupestre del Orinoco: Un tesoro cultural de más de 2,000 años sale a la luz

A lo largo de las orillas del río Orinoco, en la frontera entre Venezuela y Colombia, se ha documentado por primera vez de manera científica una de las colecciones de arte rupestre más importantes del mundo. En esta vasta región de América del Sur, grabados en rocas presentan una diversidad de figuras que van desde animales, como anacondas y ciempiés gigantes, hasta complejas representaciones geométricas y figuras humanas. Estos descubrimientos arrojan luz sobre las creencias y mitologías de culturas antiguas que habitaron el área hace más de dos milenios.

Un Tesoro Arqueológico de Gran Magnitud

El arte rupestre a lo largo del Orinoco abarca una extensión estimada de 110,000 metros cuadrados, distribuidos entre el Medio y Alto Orinoco. Se han identificado cerca de mil grabados en 157 grupos diferentes, algunos de ellos visibles únicamente en temporadas de sequía, cuando el nivel del río disminuye y revela estas obras ocultas en las rocas. La magnitud de algunos de estos grabados es impresionante: una serpiente de 43 metros de largo, figuras humanas de hasta 10 metros de altura, y ciempiés de 11 metros, que dominan los paisajes locales y destacan por su monumentalidad.

El trabajo realizado por un equipo de arqueólogos británicos, publicado en la revista científica Antiquity, resalta que estos grabados podrían ser solo el comienzo de un vasto panorama artístico aún por descubrir. Estas representaciones, visibles desde largas distancias, probablemente sirvieron como señales para los antiguos viajeros, indicando la entrada o salida de territorios específicos, una función práctica además de su valor cultural.

Animales Gigantes y Geometría: Un Reflejo de Creencias Ancestrales

Entre los grabados se encuentran imágenes de serpientes gigantes que miden entre 16 y 43 metros, lo que podría indicar una conexión con mitologías que atribuían a las serpientes significados místicos y religiosos. En muchas culturas antiguas de América, Europa, Asia y Australia, las serpientes eran símbolos recurrentes, asociados con la creación, la inmortalidad, la curación de enfermedades y conceptos duales de bondad o maldad. La figura de la serpiente emplumada, como Quetzalcóatl en la mitología mesoamericana, es un ejemplo de cómo estos reptiles ocupaban un lugar central en las cosmovisiones de civilizaciones ancestrales.

Además de los animales, el arte rupestre del Orinoco presenta figuras geométricas, como círculos concéntricos, cuadrículas y triángulos llenos de puntos. Estas formas podrían haber servido para representar mapas astronómicos, rituales o incluso ser una forma de narración visual para transmitir historias de generación en generación. Cada grabado, por tanto, es una ventana al pensamiento simbólico de las comunidades que habitaban la región.

Comparaciones con Otras Muestras de Arte Rupestre Mundial

La colección del Orinoco ha sido comparada con otras muestras de arte rupestre mundialmente reconocidas, como las de la región francesa de Dordoña, los Alpes del norte de Italia, Australia Occidental y Sudáfrica. Sin embargo, lo que distingue al arte del Orinoco es la combinación de su inaccesibilidad y monumentalidad. Ubicadas en acantilados de hasta 200 metros de altura, muchas de estas representaciones requirieron técnicas y esfuerzos significativos por parte de sus creadores.

A diferencia de otras regiones donde el arte rupestre se puede encontrar en cuevas o llanuras, los grabados del Orinoco son difíciles de acceder y se encuentran en un ambiente cambiante, dado el flujo estacional del río. Este desafío para la documentación y conservación incrementa el valor arqueológico y cultural de los hallazgos, sugiriendo una dedicación profunda por parte de sus creadores a su simbolismo y su preservación a lo largo del tiempo.

Un Vistazo al Pasado y un Llamado a la Preservación

La documentación de estos grabados rupestres en el Orinoco no solo cambia la comprensión de una cultura antigua poco conocida, sino que también subraya la importancia de preservar estos sitios como patrimonio de la humanidad. El arte rupestre del Orinoco, con su rica diversidad de formas y significados, ofrece una oportunidad única para estudiar y entender las interconexiones de las creencias, la geografía y la cultura en la prehistoria de América del Sur.

Con más áreas aún por explorar, este sitio podría revelar muchos más secretos sobre las civilizaciones que lo crearon y cómo sus historias y mitologías se entrelazan con las de otras culturas a través del mundo.