La Organización de los Estados Americanos (OEA) aprobó una resolución contundente este viernes, exigiendo que Venezuela publique “de manera expedita” las actas electorales correspondientes a los comicios presidenciales del 28 de julio. En un giro polémico, México decidió abstenerse de la votación, alineándose junto a Bolivia, Honduras y San Vicente y las Granadinas en su silencio ante una crisis que mantiene a la región en vilo.
La resolución, impulsada por Estados Unidos junto con otros países como Argentina, Canadá y Chile, demanda que el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela publique todos los resultados de cada mesa electoral y permita una verificación independiente que garantice la transparencia y legitimidad del proceso electoral. Esta exigencia se suma a la presión de la Unión Europea y otros 22 países, incluyendo a España, que también clamaron por la “inmediata publicación de todas las actas originales” y una verificación imparcial.
El silencio de México en la votación ha generado interrogantes y críticas, especialmente en un contexto donde la OEA, liderada por su secretario general Luis Almagro, ha enfatizado la urgencia de actuar con firmeza ante lo que describen como un régimen dictatorial en Venezuela. Almagro no se guardó nada, afirmando que “salir de la dictadura requiere el esfuerzo de todos” y lamentó la falta de resultados en los esfuerzos por una transición democrática, insinuando que la falta de buena fe por parte del régimen es un obstáculo insuperable.
La abstención mexicana resalta su ambigua postura en un escenario internacional donde la OEA y la comunidad global claman por acciones más decisivas. Mientras tanto, Venezuela sigue bajo escrutinio, y la presión para una mayor transparencia en su proceso electoral crece, aunque no sin controversias y divisiones entre los actores regionales.