En las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos, los llamados “estados bisagra” desempeñarán un papel decisivo en la determinación del futuro presidente. Estos territorios, también conocidos como swing states, tienen la capacidad de inclinarse hacia cualquiera de los principales partidos políticos, convirtiéndolos en el epicentro de la atención de los candidatos.
¿Qué son los estados bisagra?
Los estados bisagra son aquellos que no presentan una preferencia electoral constante hacia un partido en particular. A diferencia de estados como California o Texas, que tienden a votar consistentemente por los demócratas o republicanos, respectivamente, los estados bisagra son impredecibles y pueden cambiar su apoyo de una elección a otra.
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Según el Dr. Roberto Zepeda, investigador del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM, “estos estados son cruciales, ya que los candidatos invierten grandes recursos en campañas para captar votos en estos territorios volátiles”.
La importancia de los estados bisagra en el Colegio Electoral
El sistema electoral estadounidense se basa en el Colegio Electoral, donde cada estado aporta un número determinado de votos electorales. Estos votos se otorgan en su totalidad al candidato que obtiene la mayoría de los votos en dicho estado. Por ejemplo, Pensilvania, con 19 votos electorales, podría definir una elección si se inclina ligeramente hacia un candidato, subraya el Dr. Zepeda.
Ejemplos recientes de estados bisagra
En las elecciones de 2016, estados como Wisconsin, Michigan, Pensilvania, Georgia y Arizona fueron fundamentales para la victoria de Donald Trump sobre Hillary Clinton. Sin embargo, en 2020, estos mismos estados cambiaron su preferencia, otorgando la victoria a Joe Biden. Esta volatilidad electoral hace que estos estados sean los más codiciados en cualquier contienda presidencial.
Por qué los estados bisagra son estratégicos
La clave para ganar una elección presidencial en Estados Unidos radica en conquistar los estados bisagra. Un pequeño margen de diferencia en estos territorios puede ser la línea divisoria entre la victoria y la derrota, lo que los convierte en el objetivo principal de las campañas electorales.