El sistema estelar T Coronae Borealis, ubicado a 3.000 años luz de la Tierra, se encuentra en la cuenta regresiva para una explosión espectacular. Esta nova recurrente promete ofrecer un raro espectáculo cósmico visible a simple vista.
La espera por la explosión
T Coronae Borealis, también conocida como la Estrella Ardiente, explotó por última vez en 1946 y sigue un patrón de aproximadamente 79 años. La ventana actual para su erupción comenzó en febrero y se extiende hasta finales del verano. Astrónomos y ciudadanos científicos se mantienen atentos, esperando que la nova pueda aparecer en cualquier momento.
El papel de los científicos ciudadanos
El grupo “Cataclismos Cósmicos” se ha centrado en T CrB, recolectando datos antes, durante y después de la explosión. La urgencia de este monitoreo continuo se debe a la oportunidad única de observar en tiempo real este raro suceso astronómico, lo que permitirá mejorar el entendimiento de los sistemas binarios de estrellas y sus dinámicas.
Las características del sistema binario
T CrB es un sistema binario compuesto por una enana blanca y una gigante roja, separadas por una distancia similar a la entre el Sol y Venus. La enana blanca, con una masa 1,37 veces la del Sol, se acerca al límite de Chandrasekhar, lo que la hace inestable. La gigante roja, con 1,12 veces la masa del Sol, transfiere material a su compañera, creando un disco de acreción. Este proceso culmina en una reacción termonuclear que provoca la explosión de nova.
Observación de la nova
En su estado actual, T CrB tiene una magnitud de +10, siendo invisible a simple vista. Sin embargo, la explosión la llevará a una magnitud de +2, comparable al brillo de Polaris. Los observadores del hemisferio norte podrán ver esta estrella en la constelación de Corona Borealis, la cual se caracteriza por su forma de arco.
Preparativos para la observación
En los días previos a la explosión, T CrB mostrará un brillo decreciente que luego se intensificará. Será visible a simple vista durante varios días y con telescopios y binoculares por un poco más de una semana. Después, retornará a su fase de quietud hasta su próxima explosión, esperada para el año 2103. La comunidad astronómica se mantiene alerta, con la esperanza de ser testigos de este asombroso evento en cualquier momento de este año.