Vacaciones de verano, un paso más en busca de la recuperación de Acapulco

Tras casi nueve meses del devastador paso del huracán Otis, comerciantes y hoteleros del puerto de Acapulco, en el estado de Guerrero, sur de México, se preparan ante el inicio del periodo vacacional de verano para recibir a miles de turistas y con ello continuar con la recuperación de este importante centro turístico.

En este destino, todo el sector turístico, empresarios, hoteleros, restauranteros, autoridades y prestadores de servicios turísticos, anticipan que será un buen periodo y que las expectativas son altas, sobre todo porque esta etapa ayudará a la recuperación económica del lugar.

Autoridades de turismo de Guerrero han asegurado que para estos 40 días de vacaciones, se tienen disponibles 10.800 habitaciones de los 19.000 cuartos que se tenían antes del paso de huracán, es decir, se han abierto y recuperado 221 hoteles de los 281.

En declaraciones a EFE, el secretario de Turismo en Guerrero, Simón Quiñones, dijo que se tiene el 80 % de la infraestructura recuperada, sin embargo reconoció que para el periodo vacacional de fin de año “será cuando se tenga la mayor cantidad de cuartos y hoteles”, para dar un total entre 13.000 y 14.000 cuartos disponibles.

Esperan que el gasto que dejen los turistas por las vacaciones sea más de 3.200 millones de pesos (unos 177 millones de dólares), para que a fin de año se proyecte una recuperación mayor.

“La importancia de esta recuperación es que podemos recibir la cantidad de turistas que anunciamos, casi 600.000 turistas para recibir esta temporada vacacional de verano, en estos 40 días que dura la temporada vacacional de verano no vamos a superar los beneficios económicos de 2023 pero estamos cerca del 60 % del año pasado”, afirmó.

Tanto empresarios, prestadores de servicios y empleados aseguran que el verano será un respiro financiero que les ayudará a preparar el fin de año.

El año pasado Acapulco sufrió el paso del huracán Otis, el ciclón más fuerte de la pasada temporada, que tocó tierra el 25 de octubre como huracán de categoría 5, con vientos sostenidos de 260 kilómetros por hora.

El fenómeno se convirtió, de acuerdo con el Comité de Huracanes de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) “en el huracán más fuerte jamás registrado en tocar tierra en el Pacífico oriental” causando al menos 51 muertos y 34 desaparecidos, y unas pérdidas de unos 3.200 millones de dólares.