La sensación de “se me sube el muerto”, comúnmente asociada con la parálisis del sueño, puede ser desencadenada en la mayoría de los casos por altos niveles de estrés. Durante el intento de dormir, el cuerpo humano busca relajarse y descansar, pero el exceso de presión puede mantenerlo en un estado de alerta incluso en reposo, manteniendo sobreexcitados ciertos circuitos neuronales y, en ocasiones, provocando pesadillas.
Este fenómeno, aunque no es habitual, ha sido científicamente corroborado como algo que podría ocurrir al menos una vez en la vida de cualquier persona. Según estudios neurológicos, la parálisis del sueño se clasifica como una parasomnia, una alteración del sueño que se caracteriza por episodios breves o parciales de despertar.
¿Qué hacer ante la parálisis del sueño?
En la mayoría de los casos, la parálisis del sueño ocurre tan esporádicamente que no requiere tratamiento. Si se identifica la causa subyacente, como la falta de sueño, corregirla mediante un descanso adecuado puede ser beneficioso.
Las personas que experimentan este fenómeno a menudo intentan hablar, gritar o moverse durante unos minutos, que es la duración típica de la parálisis, en un esfuerzo por disipar la sensación de peso en el cuerpo, la cual no es más que un trastorno del sueño pasajero.
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