El consumo de bebidas azucaradas en México provoca la muerte de al menos 40.000 personas al año, más que los decesos causados por el crimen organizado, afirmaron este miércoles expertos, quienes urgieron a las autoridades emitir una alerta sanitaria y catalogarlas como productos de riesgo.
“Las bebidas azucaradas matan más que el crimen organizado en nuestro país”, advirtió en una conferencia de prensa Alejandro Calvillo, director de la organización El Poder del Consumidor.
De acuerdo con la agrupación, de los más de 40.000 decesos anuales que provocan este tipo de bebidas, el 57 % (23.433) son por diabetes, lo representa, a su vez, el 35,6 % de todas las muertes por esta enfermedad en México.
Además, señaló que las bebidas azucaradas afectan la salud, pues son factores de riesgo para desarrollar padecimientos metabólicos, obesidad, enfermedades cardiovasculares, entre otras condiciones.
Aunado a ello, en niños y adolescentes el consumo de azúcares de estos productos “deteriora la salud e incrementa la posibilidad de desarrollar enfermedades al elevar los niveles de triglicéridos e incrementa el riesgo de morir por un infarto”, advirtió Julieta Ponce, directora de Intervención Nutricional de la clínica Coa Nutrición.
También incide en condiciones como insomnio, afectaciones cognitivas y síndrome de hiperactividad “por lo que es indispensable quitarlos del ambiente”.
Paulina Magaña, coordinadora de Salud Alimentaria de El Poder del Consumidor, citó que un estudio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) reveló que México es uno de los principales consumidores de refrescos en el mundo.
“El 21,7 % de los mexicanos consumen refrescos, mientras que el 6,1 % jugos (zumos) y bebidas. Es decir, este tipo de productos está en el 27,8 % de la dieta de los mexicanos”, acotó.
También destacó que, en promedio, cada mexicano consume 163 litros de refrescos al año y 90 % de los niños en edad preescolar y escolar ingieren estas bebidas.
El problema, dijo, es que provocan una adicción por lo que estos productos deberían considerarse un “riesgo para la salud”.