El Futuro del Turismo en Vilo

Irene Muñoz

Irene Muñoz

 

Hasta diciembre de 2018, el turismo gozaba de un reconocimiento destacado dentro de la economía mexicana y también a nivel internacional . Sin embargo, con los cambios gubernamentales, esta industria fue relegada a un papel secundario. Hoy, con la llegada de un nuevo gobierno, la recuperación del turismo parece cada vez más lejana, dejando el futuro del sector sin una política pública clara para los siguientes años.

Los rumores sobre una posible reducción del papel del turismo mexicano están al alza. Se dice que la Secretaría de Turismo (Sectur) podría ser degradada a una subsecretaría dentro de la Secretaría de Economía (SE), lo que representaría un retroceso de 48 años, volviendo a la estructura de 1976.

Esta idea no es fortuita; ha sido facilitada por el propio Secretario de Turismo, Miguel Torruco Marqués, quien de manera voluntaria e irresponsable ha permitido la disminución del reconocimiento y respeto hacia esta industria. Al ser nombrado, hubo esperanza en que su experiencia revitalizaría el sector, pero pronto mostró que su interés principal era mantener su posición y placa en la puerta sin oponerse a las decisiones presidenciales que afectaban al turismo.

Uno de sus primeros actos fue apoyar la eliminación del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM), un organismo crucial para la promoción y gestión de destinos. Su segundo movimiento significativo fue ofrecer la reducción de la estructura de la Secretaría, para contribuír de forma activa en el establecido gobierno austero, sin comprender que esto limitaría su propia capacidad de maniobra.

Además, Torruco permitió que el presupuesto destinado al turismo se utilizara principalmente para la construcción del Tren Maya, un proyecto aún inconcluso, sacrificando así al CPTM, parte de la Secretaría de Turismo y al Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR). Irónicamente, sigue orgulloso de este desvío de recursos.

En julio de 2019, se sometió a la creación del Consejo de la Diplomacia Turística dentro de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), encabezada por Marcelo Ebard Casaubón, relegando a Sectur a un rol secundario en la promoción internacional. Las embajadas, sin la preparación adecuada, se convirtieron en las principales promotoras del turismo mexicano, un papel que Sectur debió mantener.

Durante la pandemia, su ausencia fue notoria. En lugar de representar a la industria y solicitar apoyos fiscales y económicos, dejó que los empresarios absorbieran los costos. Argumentó que no cerrar las fronteras permitiría la llegada de turistas internacionales, pero omitió que se trataba de repatriaciones sin impacto económico significativo ni pernocta. Sólo dos países no apoyaron a su industria turística en ese momento: Uganda y México.

En su gestión, firmó convenios sin beneficio tangible para el país, más allá de lucirse en fotografías. Asistió a ferias internacionales, siendo Madrid su destino favorito, apoyó proyectos específicos y promovió como nadie los Pueblos Mágicos, el único proyecto que le ha merecido un reconocimiento real pero estas tareas eran dignas de un director e insuficientes para un Secretario de Turismo.

La inacción de Torruco ha facilitado la posible degradación de Sectur, poniendo en riesgo aún mayor al sector turístico. La posible designación de Martha Delgado, sin experiencia en turismo pero con apertura a reunirse con expertos en la materia, para liderar la subsecretaría, subraya la falta de planificación estratégica y consideración en este vital sector en la siguiente adminsitración.

El desmantelamiento de la estructura turística bajo la gestión de Torruco ha dejado a la industria en una posición de extrema vulnerabilidad, socavando los cimientos de un sector crucial para la economía nacional. Sin haber contado en los últimos años con un liderazgo sólido y una visión clara, el turismo en México enfrenta un futuro incierto y preocupante.