Resiliencia en la Avenida Cuauhtémoc
El lunes pasado, la ciudad de Cuernavaca amaneció bajo una persistente lluvia. A pesar del clima adverso, una imagen de tenacidad se desplegó sobre la avenida Cuauhtémoc, donde numerosos adultos mayores se congregaron desde temprano para cobrar su pensión Bienestar. La escena, aunque común, destaca por la resiliencia y determinación de estos ciudadanos, quienes desafiaron las inclemencias del tiempo para recibir su apoyo económico mensual.
Una Necesidad Imperiosa
La pensión Bienestar es una ayuda esencial para muchos adultos mayores en México, destinada a proporcionar un apoyo económico a personas de 65 años o más. En Cuernavaca, este programa ha sido una tabla de salvación para numerosos beneficiarios, quienes dependen de estos recursos para cubrir necesidades básicas como alimentos, medicinas y servicios.
Historias de Sacrificio
Entre los asistentes, se escuchaban diversas historias que reflejaban el sacrificio y la urgencia que motiva a estos adultos mayores. Don José, un hombre de 72 años, expresó su gratitud por el programa a pesar de las dificultades para acceder a él en días de mal tiempo. “No importa la lluvia, este dinero es crucial para mi esposa y para mí. Nos ayuda a comprar nuestras medicinas y alimentos. Venir aquí es una necesidad”, comentó mientras se cubría con un paraguas desgastado.
La Solidaridad en Acción
El banco sobre la avenida Cuauhtémoc se convirtió en un epicentro de solidaridad y apoyo mutuo. Los empleados del banco y voluntarios de la comunidad no dudaron en brindar ayuda a los adultos mayores. Se vieron escenas conmovedoras de personas compartiendo paraguas y ayudando a aquellos con movilidad reducida a mantenerse secos y seguros.
María Luisa, una voluntaria local, explicó: “Es impresionante ver la determinación de estas personas. Muchos de ellos tienen dificultades para caminar, y aun así están aquí, esperando pacientemente. Nosotros, como comunidad, debemos apoyarlos en todo lo que podamos”.
Retos Logísticos y Esperas Largas
La lluvia también resaltó la necesidad de mejorar las condiciones logísticas para el cobro de la pensión. La falta de infraestructura adecuada, como techos o espacios cubiertos, hizo que muchos adultos mayores se empaparan mientras esperaban. Aunque algunos llevaban paraguas o impermeables, muchos otros no estaban tan preparados, lo que resultó en incomodidades y riesgos para su salud.
Las largas filas y la espera prolongada también fueron un problema significativo. A pesar de los esfuerzos del personal del banco para agilizar el proceso, la gran afluencia de personas ralentizó el servicio. La señora Carmen, de 68 años, mencionó: “He estado aquí desde las 7 de la mañana y ya son casi las 11. Espero que en el futuro puedan organizar mejor esto para que no tengamos que esperar tanto bajo la lluvia”.