Por Pedro Isnador de la Cruz y Juan Carlos Reyes
“En cuanto a los elegidos, desde que somos independientes, la administración de justicia ha sido el monopolio de los sabios con título, de los hombres instruidos, de los letrados, y ¿qué ha sido la administración de justicia? Un caos, un embrollo(…)”. Francisco Zarco
Desde antes de cursar la licenciatura en Ciencia Política y Administración Pública en la UNAM, a mediados de la década de los 80 ‘s el nombre de López Obrador sonaba en nuestra conciencia.
Había sido alumno de algunos de nuestros maestros más ilustres, teníamos maestros doctos en marxismo, algunos de ellos también estaban convencidos de lo positivo y correcto de haber participado directamente en el Movimiento estudiantil de 1968.
Los temas desigualdad, pobreza, injusticias estaban siempre presentes en las cátedras.
Venimos siguiendo esa biografía desde entonces, por esa razón publicamos a principios del 2019 el Ensayo “Para entender la 4T” (Editorial Stonehenge, disponible en Amazon), aunque queríamos denominarlo Para entender a Andrés Manuel.
Es un luchador social, es un hombre de poder, traza sus metas y no descansa hasta alcanzarlas, lo logra.
Los diagnósticos que elabora sobre los problemas nacionales y sus propuestas de solución tienen un sustento sólido en la historia mexicana y en la realidad.
Conoce México, es posible que no haya dejado ningún rincón sin visitar y entender.
No iba a dejar el poder sin delinear lo que le falta cuajar a su proyecto de nación, incluso a pesar de la presión geopolítica y las amenazas a nuestra soberanía nacional. El 5 de febrero de 2024, inundó al Congreso de un mandato social.
El 2 de junio de 2024, de manera contundente el pueblo mexicano refrendó su voluntad por continuar con el proceso transformador.
35 millones de votos representan una razón inobjetable de voluntad popular.
El Presidente AMLO escucha con atención y paciencia a la gente, sobre todo a la que nadie suele voltear a ver.
La gente le dice que los jueces son unos señores gordos, corruptos, que se venden y que no proporcionan justicia, consienten el derecho de los ricos a conservar privilegios.
Conoce la Historia, sabe que en distintos episodios los jueces, los ministros de la Corte, han sido electos, por los legisladores, por colegios electorales o directamente por el pueblo. Así lo dispone el Acta de Reformas de 1847.
La Constitución de 1857 dispuso la elección indirecta de los ministros a través de un colegio electoral.
La población se distribuía para ese ejercicio democrático en distritos y elegía a un representante con función de Elector. Los electores se agrupaban en un Colegio Electoral y ahí los electores votaban por los candidatos a Ministros.
La Constitución política de 1917 estableció la prohibición al Presidente de la República para elegir directamente a los Ministros de la Suprema Corte.
Los diputados locales, de cada una de las Entidades federativas (Estados) de acuerdo a procedimientos propios formularon las propuestas de Ministros, las cuales eran validadas por la Legislatura local y enviadas al Congreso federal. El Congreso de la Unión por mayoría absoluta decidía quién debía ocupar la Magistratura en la Corte Suprema.
En 1928 este procedimiento constitucional, a través del Constituyente permanente, cambió. Recuérdese que el poder del Obregonismo fue antecedente del maximato Callista.
José de León Toral acabó con la vida del General Álvaro Obregón en julio 17 de 1928.
Seguramente -habrá que indagar con los especialistas-, el Presidente Electo Obregón necesitaba una nueva Corte.
Regresemos y avancemos en el mismo paso.
Se reforma la Constitución de 1917 y se publica en el Diario Oficial el 20 de agosto de 1928.
Ahí se otorga al Presidente la facultad para nombrar a los Ministros ¿Cómo?
Artículo 96. “(…) Los nombramientos de los Ministros serán hechos por el Presidente y sometidos para su aprobación a la Cámara de Senadores”.
Los Senadores tenían solamente 10 días para aprobar esa propuesta, si no lo hacían en ese término, la propuesta del Presidente queda aprobada.
El Partido Nacional Revolucionario fue particularmente Callista hasta el advenimiento del PRM impulsado por Cárdenas.
Desde Alemán hasta Salinas de Gortari no tenemos registro en la memoria histórica de sobresaltos en la relación del Presidente con la Suprema Corte.
El PRI nació en 1946, gobernó hasta el año 2000.
Tras el magnicidio perpetrado contra Luis Donaldo Colosio en 1994, el candidato del PRI Ernesto Zedillo pronunció en su campaña diversos discursos sobre la necesidad de fortalecer el Estado de Derecho.
Al terminar su campaña empujó la tesis de “Sana distancia” mediante la cual aleja su gobierno del PRI.
Tras el error de diciembre a finales de ese mes, el 31 de diciembre de 1994, se publica una reforma de fondo que modifica la vida del poder judicial.
En ese texto es el Presidente de la República quien elabora una terna, la cual debe ser aprobada por el Senado, con una votación calificada por las dos terceras partes de los Senadores presentes.
El término es de 30 días y si no se aprueba, el Presidente designa.
El año 2024 será recordado como un refrendo al ejercicio del poder, estilo y vocación social del Presidente AMLO. Él lo denominó el plebiscito de la 4T y de su Presidencia.
Su propuesta busca modificar el Artículo 96 de la Constitución para que los ministros, magistrados y jueces federales sean electos de manera directa y secreta por el pueblo.
La propuesta del Presidente es amplia, incluye otros tópicos, ha sido respaldada por la Dra. Claudia Sheimbaum, candidata triunfante del proceso electoral reciente.
En breve será declarada por los órganos jurisdiccionales competentes como Presidenta Electa.
Convencida de ello y ahora el Congreso de la Unión, con sensibilidad política a las tendencias mundiales de gobernanza, ha abierto el parlamento para escuchar voces de especialistas, litigantes y políticos para discutir y reflexionar los alcances de esta reforma.
Nosotros, desde la óptica de la Ciencia Política proponemos:
- Elegir por voto popular en enero del 2025 a los jueces federales.
Se constituya como mínimo un Distrito Judicial Electoral por Entidad federativa, que integre población, cantidad de expedientes judiciales en proceso y distritos judiciales, de tal suerte que se cuenten con suficientes jueces para atender la demanda de servicios de impartición de justicia.
- Elegir por voto popular en junio de 2025 a los Magistrados Federales de Circuito.
Mediante la constitución de Distritos Judiciales Electorales que integren y conozcan la cantidad de expedientes a resolver.
- Y elegir en diciembre del 2025 a las y los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por voto directo, mediante el procedimiento siguiente:
Las legislaturas locales conocerán las propuestas de Candidatos a Juzgadores – que los Colegios de profesionistas, Barras de Abogados y Universidades pudieran hacerlas llegar-, para que se elaboren las Ternas, por lo que las legislaturas deberán fundamentar el porqué de su elección colegiada, garantizando capacidad técnica y probidad de los aspirantes.
Las ternas de Candidatos a Ministros, Magistrados y Jueces federales serían votadas directamente por las y los electores en un ejercicio transparente y democrático.
Se podrán transformar así las reglas del juego, cuidándose la integridad democrática de cada fase del proceso electivo, para que la ciudadanía decida las nuevas generaciones que estarán al frente de un sistema judicial que probó su vacío de sentido para amplios sectores de la sociedad y, modificar así, la naturaleza futura de las resoluciones y sentencias de los procesos judiciales.
Esta propuesta reconoce el liderazgo político y fuerza electoral del Presidente AMLO para impulsar cambios de fondo en la estructura del Estado mexicano y renovar el régimen político de la República.
La propuesta a su vez busca cuidar las relaciones geopolíticas, económicas y comerciales que tiene México frente al mundo, con un Producto Nacional Bruto que nos ubica como la décimo segunda economía más desarrollada del mundo.
La experiencia política, su conocimiento histórico y eficacia electoral, le permiten al Presidente AMLO revisar las tesis y decisiones de Montesquieu, Russeau, Hamilton, Madison, Jay, Lincoln, Juárez, Obregón y Zedillo, con sentido de autonomía, visión patriótica y nuevas razones de Estado. ¡Le alcanza!
Este acercamiento propuesta a la deliberación nacional sobre la reforma profunda del poder judicial, sustenta un rediseño desde una lógica de gobernabilidad próspera, gobernanza global y cultivo de la confianza social del país en la justicia mexicana.