Por: Irene Muñoz
La industria turística abarca además de playas paradisíacas, destinos culturales y ecológicos, el turismo oscuro. Este tipo de turismo que se encuentra en crecimiento e involucra la visita a lugares asociados con la muerte, el sufrimiento y el desastre, ofrece a los viajeros una combinación de educación, reflexión y, en algunos casos también un atisbo de morbo.
Muchos viajeros buscan entender los eventos trágicos del pasado y aprender de ellos. En Estados Unidos por ejemplo, el Memorial del 9/11 atrae a 2.3 millones de visitantes cada año. Este sitio, que conmemora los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, genera ingresos significativos que contribuyen a la economía local y nacional. Sólo en 2023 logró captar ese espacio 2 mil millones de dólares. También dentro del rubro en ese país se encuentran el Sitio Nacional del Campo de Batalla de Gettysbur en Pensilvania, La prisión de Alcatrás en San Francisco, y el Museo del Holocausto de Estados Unidos en Washington, D.C., entre otros.
Otro espacio de memoria, dolor e incluso morbo, son los Campos de Concentración Nazi en Europa. Auschwitz-Birkenau en Polonia, es el más grande y mortal al estar compuesto por tres campos principales y varios subcampos en los que se estima 1.1 millones de personas perdieron la vida. Este espacio convertido en museo, no solo es un recordatorio de los horrores del Holocausto, sino que también es un pilar económico de la zona al contribuir, significativamente al turismo del país y generar 8.3 millones de dólares en 2019.
También los desastres nucleares generan turismo. Un espacio desgarrador para la humanidad es el Museo de la Bomba Atómica y el Parque Memorial de la Paz en Hiroshima, Japón. Con más de 17 millones de visitantes al año, este sitio testimonio de la devastación nuclear y símbolo de la búsqueda global de la paz, impulsa la economía local al captar poco más de 5 mil millones de dólares al año.
Otro lugar es la planta de Chernobyl. Desde la popular serie de televisión “Chernobyl” y sin importar que la zona aún cuente con niveles considerables de radiación y siga siendo peligrosa, desde la apertura al turismo la Zona de Exclusión de Chernobyl, ha contado con más de 124 mil visitantes anuales generando una derrama económica de 10 millones de euros al año para la región, y contribuyendo este turismo con el 5.2% al PIB de Ucrania.
México también tiene potencial para capitalizar en el turismo oscuro. Sitios como la Isla de las Muñecas en Xochimilco y el Museo Nacional de la Muerte en Aguascalientes, ya atraen a turistas interesados en el lado macabro de la historia y la cultura mexicana.
Este tipo de turismo no es para todos. Algunos lo llevan a cabo por historia familiar, y otros por atractivos que pueden ser psicológicos como Memento Mori, expresión en latín que significa “recuerda que morirás”, que buscan vivir una experiencia reflexiva y espiritual para muchos, y que recordándoles la fragilidad de la vida. Otro punto puede ser el alivio emocional y catarsis que genera visitar lugares de sufrimiento y muerte, ya que permite a las personas procesar emociones difíciles en un entorno controlado; y por supuesto la curiosidad innata o morbo de visitar sitios de tragedias para constatar de manera tangible y directa algunos hechos que han marcado la historia del mundo.
Este tipo de turismo oscuro es una tendencia en crecimiento. A medida que el mundo se vuelve más interconectado y los viajeros buscan experiencias más significativas, este turismo ha visto un aumento en popularidad. Las redes sociales y los medios de comunicación han jugado un papel importante en este incremento, al difundir información y despertar el interés en estos destinos únicos y a menudo inquietantes. La combinación de educación, reflexión y morbo crea una oferta turística poderosa que sigue capturando la atención de viajeros de todo el mundo contribuyendo a las economías locales y nacionales.