Chihuahua, México — Activistas en el norte de México han criticado la decisión del Instituto Nacional de Migración (INM) de construir un centro de detención para migrantes en el kilómetro 72 de la carretera federal 45, en pleno desierto de Chihuahua, donde las temperaturas pueden superar los 40 grados centígrados.
Condiciones Inadecuadas y Riesgos
Los activistas han señalado que la ubicación del centro, alejado de la ciudad y en condiciones extremas, carece de las condiciones adecuadas para albergar a migrantes. Ernesto Alexander Vasconcelos, abogado especializado en migración, advirtió que el INM “juega con fuego” al situar esta instalación en un entorno tan hostil.
Preocupaciones por la Seguridad
La preocupación principal es que, al igual que la tragedia ocurrida en Ciudad Juárez, donde murieron 40 migrantes debido a un incendio en un centro de detención, la nueva instalación en el desierto podría desencadenar otro desastre. La carpa gigantesca y los baños de plástico que forman parte del centro están situados en unas instalaciones que solían funcionar como aduana, pero que han estado abandonadas y vandalizadas durante más de una década.
Condiciones del Nuevo Centro
El centro de detención en construcción se encuentra a 72 kilómetros de Ciudad Juárez. Las condiciones extremas del desierto, junto con la falta de infraestructuras adecuadas, plantean serias preocupaciones sobre la viabilidad y la seguridad del lugar. Los activistas han enfatizado que el sitio no tiene acceso fácil a servicios de emergencia y que la lejanía de la ciudad complicará la asistencia en caso de una emergencia.
Reacciones y Llamadas a la Acción
Los críticos de esta medida han llamado a las autoridades a reconsiderar la ubicación del centro de detención y a asegurar que cualquier instalación para migrantes cumpla con los estándares mínimos de seguridad y bienestar. La situación actual, según los activistas, podría resultar en condiciones inhumanas para los migrantes, quienes ya se encuentran en una situación vulnerable.
Esta controversia destaca la necesidad de abordar las políticas migratorias y de refugio con un enfoque centrado en los derechos humanos, garantizando la dignidad y la seguridad de todas las personas en tránsito.