Las promesas de campaña nunca han sido un referente objetivo que nos permita orientar el voto ciudadano en una elección, pues terminan siendo, -en el mejor de los casos-, un compendio de buenas intenciones, o de plano, manipulación de emociones y de necesidades ciudadanas, sin que esto signifique una intención de compromiso con el electorado.
La mayoría de las veces las promesas y discursos ni siquiera son preparados personalmente por el candidato, sino por sus asesores y su equipo de campaña y ellos simplemente leen el mensaje que reciben. En las campañas los candidatos acostumbran decir a los electores lo que suponen que estos estos quieren escuchar.
En su discurso de cierre de campaña la candidata Claudia Sheinbaum dio un mensaje de tolerancia frente a la oposición y detractores y compromiso con la democracia.
Esto contrasta totalmente con la actitud del presidente López Obrador, quien ha sido confrontativo contra sus opositores cada uno de los días de estos casi seis años de gobierno. Su actitud ha sido antidemocrática al tratar de desaparecer los organismos autónomos, -incluyendo al INE-, al que trató en un inicio de devolver a la Secretaría de Gobernación, como operaba hasta el 11 de octubre de 1990, fecha en que se creó el Instituto Federal electoral, IFE.
Este mensaje de la candidata Sheinbaum tiene dos interpretaciones: o está intentando marcar una diferencia frente al presidente López Obrador y se deslinda de lo que ha sido su estilo de gobierno, o simplemente fue un mensaje típico de la demagogia electorera.
No podemos olvidar que López Obrador al final de su campaña electoral, -y al inicio de su gobierno-, se comprometió a la tolerancia frente a sus opositores y respeto a las instituciones. Sin embargo, terminó actuando de forma opuesta, hostigando a sus opositores y pretendiendo desaparecer a todos los organismos que obstaculizan su estrategia de control total.
Las acciones definen más las intenciones de los candidatos, que sus mensajes.
En esta elección es fundamental tratar de conocer la trayectoria de los candidatos por los que se pretende votar y no dejarse llevar por las promesas de campaña.
Se puede identificar en la WEB, -a través de las plataformas digitales de los “buscadores” de nuestro dispositivo telefónico-, o nuestra computadora, lo que se dice del candidato, sus virtudes y defectos, así como sus aciertos y errores, lo cual puede representar una visión más objetiva para respaldar nuestra decisión.
Dejarse seducir simplemente por el carisma y las promesas de campaña, representa una visión subjetiva y distorsionada de la realidad. También visitar la plataforma www.sabervotar.mx puede ayudarnos a tener una visión integral sobre los candidatos, -no sólo del ámbito federal-, sino también los que serán elegidos en nuestra comunidad.
En cualquier elección el electorado sólo tiene una oportunidad de tomar la mejor decisión antes de emitir su voto, pues no existe jurisprudencia para exigir al candidato ganador el cumplimiento de sus promesas de campaña.
Los héroes de la democracia no son los candidatos, ni los partidos políticos, ni los organismos electorales, sino los ciudadanos que vigilarán las casillas… quienes superando sus temores aceptan ir a operar los módulos donde votaremos, movidos sólo por su sentido de responsabilidad ciudadana y compromiso democrático… ¡Gracias!
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