La anticipación y la emoción se desbordaron entre los seguidores de Madonna mientras la famosa se dirigía hacia el Palacio de los Deportes en la Ciudad de México, desafiando tanto al sol como a la persistente lluvia que caracterizaba la tarde.
A pesar de las inclemencias climáticas, los fanáticos permanecieron firmes frente a uno de los hoteles más lujosos de Reforma, decididos a capturar un atisbo de la icónica estrella pop antes de que se dirigiera a su tan esperado concierto.
La expectativa comenzó a construirse desde las cuatro de la tarde, cuando un par de camionetas negras se detuvieron frente a las puertas del hotel, situado frente a la Glorieta de la Diana. La llegada tranquila de Mercy James, hija de Madonna, solo intensificó la emoción entre la multitud creciente, compuesta tanto por admiradores genuinos como por transeúntes curiosos que se detenían al ver la agitación.
A pesar de la espera, la aparición de Madonna parecía demorarse, hasta que a las 16:20 horas, los elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana comenzaron a tomar posiciones, indicando la inminente llegada de la estrella. Finalmente, a las 16:33 horas, vestida con una gabardina negra y sus característicos lentes oscuros, Madonna emergió por una puerta lateral del hotel, acompañada de asistentes que la ayudaron a abordar una camioneta negra que la esperaba.
El momento fue fugaz pero emocionante, ya que los fanáticos tuvieron la oportunidad de estar cerca de su ídolo, incluso si fue solo por unos breves segundos. Aunque pocos lograron capturar una imagen de Madonna en su salida, el encuentro efímero dejó una impresión duradera en aquellos que tuvieron la suerte de presenciarlo.