El plan para construir un nuevo puente ferroviario entre Texas y México ha desatado una serie de debates y preocupaciones en la región fronteriza. Las autoridades estadounidenses han iniciado el estudio del impacto ambiental de este proyecto, que busca establecer un tercer puente comercial ferroviario entre Texas y Coahuila, con una extensión aproximada de dos kilómetros.
En una reunión inicial celebrada esta semana, la comunidad de Eagle Pass expresó su descontento, particularmente en relación con la posible demolición de viviendas para dar paso a la construcción del puente. Además, las autoridades locales cuestionaron si los beneficios económicos de esta obra privada serían comparables con los de los otros dos puentes internacionales, que son de carácter público.
El proyecto requiere la autorización de la Junta de Transporte de Superficie de Estados Unidos y está sujeto a una evaluación de posibles impactos ecológicos, un proceso que podría extenderse hasta dos años. Esta evaluación incluirá audiencias públicas, siendo la primera de ellas realizada en el Centro Internacional de Comercio de Eagle Pass. La siguiente audiencia, programada para el 23 de abril, será virtual.
La agencia federal está recibiendo comentarios sobre el proyecto hasta el 29 de abril. La construcción del puente estaría a cargo de la compañía Green Eagle Railroad, subsidiaria de Puerto Verde Holdings (PVH), como parte de un corredor comercial para trenes y transporte de carga entre Piedras Negras y Eagle Pass.
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