La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) ha logrado un hito significativo en la exploración espacial al restablecer la comunicación con la sonda Voyager 1, tras varios meses de inquietante silencio.
La sonda Voyager 1, un emblema de la ingeniería humana y la curiosidad por el espacio exterior, había permanecido sin comunicación desde noviembre de 2023, generando preocupaciones sobre su estado y la continuidad de su misión interestelar. Sin embargo, este fin de semana, el equipo de la Red de Espacio Profundo (DSN) de la NASA, operando desde la estación de Canberra, recibió telemetría de la sonda por primera vez en meses, insuflando nueva vida a este programa emblemático.
Este avance se produce después de intensos esfuerzos por parte del equipo de control de la misión para resolver un enigma técnico que había interrumpido la capacidad de Voyager 1 para transmitir datos. En un esfuerzo por recuperar la comunicación, el equipo envió comandos a través de la vastedad del espacio, esperando contra toda esperanza una respuesta de la distante sonda.
El 3 de marzo, en un despliegue de ingenio técnico y perseverancia, Voyager 1 respondió con un volcado completo de la memoria de su Sistema de Datos de Vuelo (FDS), un logro que habla tanto de la destreza de los equipos de la NASA como de la robustez del diseño original de la sonda.
Este éxito abrió la puerta a nuevos comandos específicos, enviados con la esperanza de recuperar plenamente las capacidades de Voyager 1.
La anticipación fue alta mientras los comandos viajaban a través del espacio, tardando aproximadamente 22 horas y media en alcanzar su objetivo.
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