El Viernes Santo en Filipinas no es solo una fecha de recogimiento y oración, sino también un momento de extrema devoción que se manifiesta en las crucifixiones públicas de varias personas, recreando con dolor y sangre la pasión de Cristo. En esta ocasión, el carpintero Ruben Enaje se convirtió en el centro de atención al asumir el papel de Jesucristo por trigésima quinta vez.
A sus 63 años, Ruben Enaje volvió a ser el protagonista, siendo clavado en la cruz en una representación que se celebra desde mediados del siglo pasado. Permaneció en la cruz durante aproximadamente 10 minutos, compartiendo el sufrimiento con otros participantes.
En sus palabras a los medios, Enaje expresó sus plegarias por el bienestar de su pueblo, especialmente en tiempos difíciles marcados por la inflación y las penurias económicas. A pesar de sus anteriores declaraciones sobre retirarse, decidió continuar con la tradición por solicitud de los organizadores, quienes luchaban por encontrar un sucesor adecuado.
Ruben Enaje se ha mantenido fiel a esta devoción desde 1985, cuando atribuyó su supervivencia a una intervención divina después de una caída desde un tercer piso. Desde entonces, ha adoptado la apariencia de Cristo como muestra de agradecimiento, encarnando la figura en la cruz cada Viernes Santo.
En esta ocasión, Enaje no fue el único en asumir el papel de Cristo. Wilfredo Salvador, de 67 años, se crucificó por decimosexta vez en San Juan, San Fernando. Además, otros ocho hombres en la provincia de Pampanga compartieron el vía crucis.
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