Las barreras antilava, estratégicamente ubicadas en las afueras de Grindavik, han demostrado su efectividad al resistir la reciente erupción volcánica en la península de Reykjanes. Según reportes de la agencia de protección civil de Islandia, no se han producido daños significativos en infraestructuras críticas gracias a estas medidas de contención.
El geofísico Magnús Tumi Guðmundsson describió la erupción como la más potente hasta la fecha en la península de Reykjanes, lo que generó evacuaciones en áreas cercanas, incluyendo la famosa Laguna Azul. Sin embargo, gracias a la rápida acción de las autoridades, la operación de evacuación se llevó a cabo de manera efectiva, minimizando el riesgo para la población.
A pesar de las evacuaciones, los aeropuertos regionales de Islandia, incluyendo el aeropuerto de Keflavik, se mantuvieron plenamente operativos.
Esta continuidad en los servicios aéreos es crucial para garantizar la conectividad del país con el resto del mundo, especialmente considerando la importancia de Islandia como destino turístico.
La Laguna Azul, una de las atracciones turísticas más populares de Islandia, también se vio afectada por la erupción y fue evacuada como medida preventiva.