Por Carlos Torres Trejo
Una de las películas que más críticas ha causado dentro de las nonimadas a los Premios Oscar 2024 es “Zona de interés” del director Jonathan Glazer. Se trata de una adaptación libre de la novela homónima de Martin Amis, que nos traslada al contexto del Holocausto desde una perspectiva poco usual: la vida cotidiana en la casa Höss.
La película nos sumerge en una atmósfera perturbadora a través de una hermosa y meticulosa fotografía que contrasta con la crueldad latente. La familia Höss vive una vida idílica en una casa aledaña al campo de concentración de Auschwitz. Los vemos realizar actividades cotidianas como leer cuentos a los niños, cultivar un huerto o disfrutar de un picnic familiar. Sin embargo, la omnipresencia del humo que emana de las chimeneas del campo y los sonidos lejanos de la tragedia crean una tensión constante.
La narrativa se desarrolla sin prisa, sin un conflicto central evidente. La brutalidad se manifiesta en la cotidianidad, en la banalidad del mal, en la frivolidad de las conversaciones entre las mujeres mientras degustan un té y comentan sobre las pieles donadas por las víctimas. La esposa del comandante nazi Höss, Hedwig, con sus comentarios insensibles y su actitud superficial, parece incluso más despiadada que su marido.
La película no nos muestra directamente los horrores del campo, pero nos hace sentir su presencia constante. La cámara se concentra en los detalles, en las miradas furtivas, en los gestos sutiles que revelan la complicidad y la deshumanización. La incomodidad del espectador aumenta con cada escena, al ser testigo de la normalidad construida sobre un genocidio. La magistral escena en negativo, revela atención absoluta al detalle y en entrevista el director reveló que fue grabada con una cámara térmica usada por el ejército. Lo único que estamos viendo es un poco de calor que aún queda de la fría humanidad.
El final, abrupto e inesperado, nos deja con una sensación de desasosiego y reflexión. No hay un cierre tradicional, porque el horror no tiene un final definido. “Zona de interés” nos confronta con la crueldad humana, con la banalidad del mal y con la fragilidad de la civilización.
Es una película que no busca entretener, sino remover conciencias. Su ritmo pausado y su narrativa minimalista pueden resultar tediosos para algunos, pero la experiencia cinematográfica en su conjunto es poderosa e inolvidable. La dirección de Glazer es impecable, la fotografía es sublime y las actuaciones transmiten una gama de emociones complejas.
“Zona de interés” es una obra maestra del cine contemporáneo, una película necesaria que nos invita a reflexionar sobre la responsabilidad individual, la deshumanización y la capacidad del ser humano para cometer actos terribles. Sin duda, una de las mejores películas que he visto en lo que va del año y una fuerte candidata a los próximos Premios Oscar. Una película que no te dejará indiferente y que sin dudas marca nuevas pautas para el cine de arte actual.
Recomendada para: Amantes del cine de autor, público que busca experiencias cinematográficas desafiantes e intelectualmente estimulantes.
No recomendada para: Personas que buscan entretenimiento ligero o historias con un desarrollo narrativo tradicional.
Lo mejor: La fotografía, la dirección de arte, las actuaciones, la atmósfera perturbadora, la reflexión profunda sobre la banalidad del mal. El sonido es simplemente petrificante. Todo es maravilloso en la película.
Lo peor: El ritmo pausado puede resultar tedioso para algunos espectadores, la falta de un final tradicional puede generar confusión.