El paro nacional convocado por los transportistas para este jueves 15 de febrero se ha convertido en un símbolo de la impunidad y la penetración del crimen organizado en México.
La Guardia Nacional, encargada de las labores de la desaparecida Policía Federal de Caminos, ha dejado prácticamente abandonadas las carreteras, permitiendo que las bandas criminales operen con total libertad. Ahora, no solo se limitan a robar la mercancía de los camiones, sino que desmantelan vehículos y camionetas, además de cometer asesinatos contra choferes y propietarios de transportes que osan denunciarlos.
La marcha convocada para este jueves es un acto valiente, pero también un grito de desesperación. Como lo expresó un líder de transportistas, nunca imaginaron que llegarían a extrañar a la Policía Federal, de la cual se quejaron durante mucho tiempo.
La ausencia de patrullaje en las carreteras, como solía existir en el pasado, es evidente. La Guardia Nacional, aun dependiendo de la Secretaría de la Defensa, ha resultado ineficaz en su labor, a pesar de que la ley para militarizarla no fue aprobada.
Mientras tanto, los verdaderos beneficiados son el crimen organizado, las bandas y los carteles, quienes han alcanzado niveles récord de violencia, extorsión y tráfico de drogas, sumiendo al país en una crisis. Basta con preguntar a los transportistas, quienes desesperados, salen a las calles a protestar contra esta situación insostenible.