En un avance significativo en la exploración espacial, la misión japonesa Hayabusa2 logró con éxito traer muestras del asteroide 162173 Ryugu en 2020. Ahora, un equipo internacional de científicos ha identificado posibles “semillas para la vida” en este asteroide en un estudio publicado en Science Advances.
Los asteroides como Ryugu se consideran cápsulas del tiempo cósmico, ya que albergan materiales que datan de los primeros días del Sistema Solar. Estudiar estos objetos celestes es fundamental para comprender la distribución de moléculas orgánicas en los albores del Sistema Solar, lo que arroja luz sobre el origen de la vida.
Las muestras analizadas revelaron la presencia de más de 20 aminoácidos, vitamina B3 (niacina) y rastros de polvo interestelar. Estos hallazgos sugieren que los asteroides podrían haber servido como fuentes de moléculas orgánicas complejas, fundamentales para la vida tal como la conocemos.
El estudio, liderado por Megumi Matsumoto de la Universidad de Tohoku y un equipo de varias instituciones, ha proporcionado información valiosa sobre la composición y la historia de Ryugu. Se destacan los impactos de micrometeoritos en el asteroide, presumiblemente originados en cometas, identificados a través de vidrio derretido y parches minerales. Estos impactos proporcionan pistas sobre la interacción de Ryugu con cometas y la dinámica del Sistema Solar.
Los científicos utilizaron imágenes detalladas de tomografía computarizada en 3D y análisis químicos para identificar salpicaduras de material fundido en Ryugu, compuestas principalmente por vidrios de silicato con inclusiones de sulfuro de hierro y materiales ricos en carbono. Este proceso sugiere que Ryugu chocó con polvo cometario en el pasado, lo que podría haber llevado a la formación de materia orgánica similar a la encontrada en los cometas.
Estos hallazgos respaldan la teoría de que la materia cometaria, rica en compuestos orgánicos, pudo haber sido transportada desde el Sistema Solar exterior hacia la región cercana a la Tierra, potencialmente contribuyendo a los ingredientes necesarios para la vida en nuestro planeta.
El éxito de la misión Hayabusa2 amplía nuestra comprensión de los asteroides y sienta las bases para futuras investigaciones sobre la evolución del Sistema Solar. La exploración continua de cuerpos celestes, como las muestras del asteroide Bennu recolectadas por la misión OSIRIS-REx de la NASA, seguirá arrojando luz sobre los orígenes cósmicos de la vida y la formación de nuestro Sistema Solar.