La hipertensión pulmonar se caracteriza por la elevada presión en las arterias que van a los pulmones, lo que provoca que el corazón esté continuamente haciendo un sobreesfuerzo. Un equipo científico español identificó la primera diana terapéutica para salvar la función cardíaca en pacientes con esta afección.
Su descripción se publica en la revista Science Advances, en un artículo que firman científicos del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y del Centro de Investigaciones Biológicas (CIB) Margarita Salas, ambos españoles.
Aunque se trata de un trabajo de investigación básica, realizado con muestras de pacientes y en modelos de ratón, los hallazgos -aseguran sus autores- suponen una esperanza en la lucha contra esa rara pero letal patología para la que actualmente no existe tratamiento.
La hipertensión pulmonar afecta a entre 15 y 50 personas por millón de habitantes en el mundo.
A pesar de ser una enfermedad poco frecuente, las personas que la padecen suelen enfrentarse a síntomas que afectan significativamente su calidad de vida: dificultad respiratoria, mareos y desmayos, pudiendo incluso llegar a ser necesario un trasplante para evitar la muerte del paciente, explican sendas notas de prensa del CNIC y del CIB Margarita Salas.
Existen varios factores de riesgo que pueden contribuir a su desarrollo, como el tabaquismo, el sobrepeso, la existencia de enfermedades previas como la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), predisposición genética o estar expuestos a bajos niveles de oxígeno en zonas de gran altitud.
Hasta el momento, las terapias existentes se dirigen al pulmón, buscando disminuir la presión arterial. Sin embargo, estas estrategias no parecen mejorar la función cardíaca con lo que el fallo cardíaco es la principal causa de muerte de estos pacientes.
En la mayoría de ocasiones, las personas con hipertensión pulmonar son diagnosticados demasiado tarde cuando el corazón ya empieza a ser disfuncional y las terapias existentes son menos eficaces, explica Eduardo Oliver, del CIB y firmante del trabajo.
“Es por esto que resulta de vital importancia encontrar nuevas dianas que permitan hacer frente a la disfunción cardiaca que se produce en fases avanzadas de la enfermedad”, indica el investigador.
El equipo, liderado por Guadalupe Sabio del CNIC, estudió, bajo esta premisa, muestras de pacientes con hipertensión pulmonar secundaria a EPOC y descubrió que los niveles de la proteína mitocondrial denominada MCJ estaban elevados. Lo mismo observó en ratones expuestos a bajos niveles de oxígeno y en cerdos con un daño cardíaco asociado.
Los resultados apuntan, por tanto, a que la proteína MCJ estaría involucrada en la hipertensión pulmonar.
El trabajo demostró en modelos de ratón que modulando los niveles de la proteína mitocondrial MCJ en el corazón se puede preservar la función cardíaca a pesar del daño pulmonar.
Dicha protección está causada por la activación de una vía de señalización esencial para la adaptación a bajos niveles de oxígeno, que prepara al corazón para que pueda funcionar correctamente frente a la falta del mismo.
Estos hallazgos podrían abrir nuevas puertas para posibles intervenciones terapéuticas contra la hipertensión pulmonar, ya que ofrecen la primera diana capaz de salvar la función cardíaca en esta letal enfermedad.