EN LA LUNA Y SIN MIEL

Por FREDDY SERRANO DIAZ

 

Menos de seis meses, eso dura por lo general el idilio entre un mandatario recién pocesionado y sus gobernados, sin embargo, ¿resulta posible mantener el matrimonio y hasta garantizar bodas de plata?.

Siempre se puede, aún cuando tienen razón quienes advierten que el romance se acaba pronto; “están en la luna y se quedan sin la miel”, el ensordecedor ruido de la adulación, la extraña escogencia de prioridades y la necesidad de copiar homólogos, plantean que lo urgente termina pisoteando lo
Importante.

Un nuevo gobierno casi siempre recibe la aprobación generalizada de la población pero las altas expectativas disminuyen la favorabilidad, siempre aparecen problemas y su manejo inadecuado se asocia al descontento de ciudadanos distantes de coberos halagadores.

Con el paso del tiempo los mandatarios adoptan medidas que pueden no ser populares para todos, ese no es el lío, la insensatez si lo es, surgen escándalos, controversias y situaciones inesperadas, en fin todo se asocia a la frágil percepción pública de nuestros líderes, algunas veces desconcentrados, desorientados y distantes de articular técnica y pragmatismo.

Dar prelación a la cotidianidad de la gente no da espera, está por encima de la deuda que deja un compromiso de campaña y lejos de la tortura contractual, ellos quieren soluciones rápidas que traduzcan grandes comienzos.

¿Es posible mantener el idilio?, por supuesto que si, va más allá de la repetitiva costumbre de mencionar nombres hasta el hartazgo, romper esquemas, sorprender con acciones inesperadas de la mano de quienes ayer eran adversarios y evitar la tradicional saturación de texto y discurso; estos son factores determinantes.

Saber gobernar se remite a entender la combinación perfecta entre la popularidad de las decisiones, evitar la crisis económica y social, disminuir el despropósito y ser aplicados con técnicas óptimas en planificación.