Un estudio internacional liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y publicado en la revista Nature Geoscience revela que el carbono del suelo en las regiones de climas fríos de la Tierra se encuentra almacenado en una fracción especialmente vulnerable a los efectos del cambio climático. Las áreas más frías del planeta, como los ecosistemas árticos alpinos, contienen aproximadamente un tercio del carbono orgánico del suelo a nivel mundial, y están experimentando un calentamiento más rápido que el promedio global.
El carbono se encuentra mayormente en la fracción orgánica particulada, compuesta principalmente por restos vegetales sin descomponer, siendo esta la más susceptible al impacto del calentamiento global. Este tipo de carbono es esencial para la vida en la Tierra, contribuyendo a la capacidad del suelo para almacenar agua y nutrientes, así como a la fertilidad del suelo. Su origen está en la descomposición de materia orgánica, proveniente de animales, microorganismos, plantas y actividades humanas como la agricultura, la aplicación de fertilizantes, la deforestación y la quema de biomasa.
El estudio destaca la importancia de la materia orgánica del suelo y la acumulación de carbono en la fracción orgánica particulada en las regiones frías del planeta. Pablo García-Palacios, autor principal del estudio e investigador del Instituto de Ciencias Agrarias (ICA-CSIC), advierte sobre el peligro de liberar este carbono a la atmósfera, ya que aumentaría la concentración de CO2, contribuyendo al cambio climático.
César Plaza, científico del ICA-CSIC, subraya la necesidad de considerar la retroalimentación entre el carbono del suelo y el clima para establecer objetivos efectivos de reducción de emisiones de combustibles fósiles. El hallazgo destaca la importancia de preservar las zonas más frías del mundo como reservorios de carbono y la urgencia de acciones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y frenar el progreso del calentamiento global.