Científicos chilenos descubrieron recientemente que en las gélidas aguas de la Antártica existen unas bacterias que son capaces de degradar sustancias contaminantes mientras combaten el frío, lo que supone un avance significativo en la lucha contra la contaminación en el continente blanco, informó este martes la Universidad Austral de Chile.
La investigación, publicada en la revista Science of the Total Environment, revela que las bacterias atacan en concreto a los llamados Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP), sustancias químicas que permanecen en el ambiente, se transportan y se acumulan en las cadenas alimentarias.
“Estos contaminantes los generamos por actividades humanas. La mayor parte no son locales, no son de la Antártica, sino que vienen de otros sitios y se transportan”, explicó en un comunicado Juan Höfer, oceanógrafo del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes de la Universidad Austral de Chile.
El estudio fue realizado en la bahía Fildes, en la isla Rey Jorge, y los datos recopilados indican que algunas de estas sustancias tienen menor concentración en el mar, sugiriendo una acción depuradora de las bacterias.
Los COP pueden quedar depositados en el océano, en la nieve o el hielo, y “a medida que empieza a haber más derretimiento en estas zonas costeras, que tienen glaciares cerca o nieve alrededor, puede haber (incluso) una entrada secundaria de estos contaminantes, no solo por la interacción con la atmósfera”, aseguró.
“Las bacterias tienen un potencial interés para temas de biorremediación en otros ambientes que no sea uno controlado de laboratorio”, apuntó Höfer, en referencia al biotecnológico que utiliza organismos vivos para recuperar un medio ambiente alterado por contaminantes.
El científico reconoció que aún se desconoce por qué las bacterias tienen esta capacidad, “puede ser por exposición o por naturaleza” y que el objetivo es saber cuán comunes son.