El voto joven se perfila como un elemento crucial en las próximas elecciones de 2024 en la Ciudad de México, según la información revelada por el consejero electoral del Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM), Mauricio Huesca. Conformando entre 1.6 y 2.7 millones del padrón electoral, que se sitúa entre 8 y 9 millones de personas, este segmento representa alrededor del 30% del total.
En la antesala de la renovación de la Jefatura de Gobierno, las 16 alcaldías y 66 diputaciones locales, Huesca resalta la magnitud de esta participación juvenil. Este grupo demográfico, que se divide en tres categorías: los primovotantes (18-19 años), votantes de 20 a 25 años (a menudo desencantados con la democracia), y personas de 30 a 35 años (económicamente activas y conscientes del impacto de las decisiones electorales en su patrimonio), podría marcar la diferencia en los resultados finales.
Huesca subraya que, a pesar de un periodo de desencanto que afecta a algunos votantes jóvenes durante aproximadamente 10 años, la participación activa tiende a aumentar cuando alcanzan la edad de 30 años, momento en el que reconocen el impacto de las decisiones electorales en la construcción de su patrimonio y proyecto de vida.
El consejero electoral destaca la competencia rigurosa que se espera en 2024, con un electorado exigente y atento a las propuestas, el desgaste del gobierno y la posible continuidad. Señala que las elecciones en la Ciudad de México serán la segunda más importante a nivel nacional, generando escenarios cerrados en las alcaldías y la Jefatura de Gobierno.
Huesca advierte sobre el riesgo del abstencionismo, fenómeno que históricamente ha favorecido al partido en el poder. La diferencia final entre candidatos a menudo se correlaciona con el número de personas que optan por no votar, muchas veces debido a la falta de representatividad en las candidaturas ofrecidas por los partidos políticos.
La anulación de votos también preocupa al consejero electoral, quien resalta que esta práctica recurrente y en gran cantidad no favorece los resultados democráticos. Además, señala la importancia de nuevos grupos de votantes, como aquellos en prisión preventiva y en estado de postración, así como el voto de los jóvenes, que al no estar afiliados a estructuras partidistas, podrían ser indecisos y definir su voto en el momento de marcar la boleta.
En resumen, el voto joven se presenta como un factor determinante en las elecciones venideras, con el potencial de inclinar la balanza y definir los resultados finales en la Ciudad de México.