Con playas semivacías y la escasa presencia de turistas, crecen la angustia y la incertidumbre de los empresarios por lo que ocurrirá en la temporada más importante del año para Acapulco, en el sureño estado mexicano de Guerrero, dos meses después del paso del devastador huracán ‘Otis’.
Las rentas de los hinchables banana y las motos acuáticas son mínimas, lo cual está provocando una situación económica muy grave en el sector náutico.
Jesús Martínez cuenta a EFE que su familia, que se dedica a la renta de equipo náutico, tras el impacto del histórico huracán perdió cuatro embarcaciones, y ahora solo trabajan con una que está la mayor parte del tiempo parada, así como las motos que están en espera sobre la franja de arena.
“La situación es muy mala, así que estamos empezando a vivir apenas. Estamos solo sacando el sustento para comer. Es muy lenta la llegada de turismo, provoca una angustia muy grande que tenemos todos. Las rentas están muy lentas, es nada más sacar para ir comiendo, nada más”, comentó.
En el caso del mesero Andrés Pérez, quien labora desde hace varios años en un restaurante en playa Papagayo, en el corazón de la zona Dorada del puerto, la temporada decembrina luce un panorama complicado. Aunque reconoce que “Acapulco está de pie”, las playas, los negocios, restaurantes y hoteles están vacíos, pero tienen esperanzas de que después del 25 de diciembre la situación económica mejore.