La legalización del consumo recreativo del cannabis, inicialmente una prioridad para el partido Morena, se ha convertido en una apuesta fallida en el escenario político mexicano.
Actualmente, el uso lúdico de la marihuana está permitido debido a la declaración de inconstitucionalidad por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de ciertas disposiciones de la Ley General de Salud y del Código Penal federal. Sin embargo, la falta de una regulación específica deja a la autoridad la discreción en la aplicación de este derecho constitucional.
La iniciativa de Morena fue presentada en el Senado el 8 de noviembre de 2018 por Olga Sánchez Cordero y Ricardo Monreal. Después de dos años y 11 días, tras diversas consultas y foros, fue aprobada por el Senado, con el voto en contra del PAN.
La minuta fue enviada a la Cámara de Diputados, donde se realizaron cambios y fue aprobada en marzo de 2020. Sin embargo, quedó congelada en comisiones del Senado debido a las inconsistencias detectadas por la Comisión de Justicia.
Algunos de los puntos de riesgo identificados por la Comisión incluyen la eliminación de la prohibición de fumar marihuana frente a personas no consentidas, la posibilidad de consumirla en lugares públicos, escuelas y oficinas gubernamentales, y la responsabilidad asignada a la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic) en la cadena productiva, lo cual contradice su naturaleza jurídica.
La falta de claridad sobre la investigación relativa a los distintos usos del cáñamo y otras imprecisiones en la regulación han llevado a que la legalización del cannabis quede en una suerte de limbo legislativo.
A pesar de ser considerada una prioridad al inicio del sexenio legislativo, la legalización del consumo recreativo de la marihuana se ha convertido en una apuesta fallida para Morena. Aunque se anunció la intención de retomar el tema, hasta ahora no se ha logrado avanzar, dejando a la iniciativa en la congeladora del Senado y al uso lúdico de la marihuana en una especie de limbo normativo.
