Por: Edgar Mereles Ortíz
Hace casi 50 años la alternancia electoral empezaba jugar sus números y aterrizar sus ideas. En 1979 los números, aunque imperceptibles ante el universo de casillas de la ciudad empezaban a mostrar el nacimiento de una tendencia. Desde la zona residencial de Coapa pasando por Coyoacán, Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Azcapotzalco empezaron a registrar la victoria del PAN.
Desde esa elección los procesos de competencia se fueron marcando con una mayor tendencia. El punto de quiebre fue el terremoto de 1985. Algunos analistas sostienen que si ese evento sísmico se hubiera registrado mayo Acción Nacional hubiera arrasado en las elecciones de Julio. Los acontecimientos de septiembre dieron forma a niveles de organización y activismo social que aprovechó muy bien la izquierda urbana.
En 1988 el PRI enfrentó una elección para la que no estaba preparando. Debate ciudadano, Activismo permanente, participación coordinada en los órganos electorales, una sociedad civil capacitada, la iglesia católica abiertamente participativa, una estrategia para evitar el fraude electoral: RECAP. La unión entre la derecha y la izquierda que desde 1929 no se había visto. Todos estos elementos fueron la combinación perfecta para lograr la primera derrota del sistema político en el Distrito Federal.
Han pasado casi 36 años. Las condiciones sociológicas, socioeconómicas, ideológicas, tecnológicas y de comunicación masiva se han transformado de una forma por demás relevantes.
La elección del 2024 va a ser la de las redes sociales, las comunidades cibernéticas, la de los mensajes cortos y las imágenes explícitas. La cultura política está basada en la denuncia, el señalamiento y la búsqueda de culpables.
En la sesión del Congreso de la CDMX, tuvimos una gran oportunidad porque conocimos el eje rector y su campaña de mensajes y contenidos para el próximo año: el cártel inmobiliario. Morena y sus comunicadores han tenido la gran capacidad de articular una narrativa que conecte con la sociedad de las clases bajas. El desafuero fue un juego de fuerzas políticas donde AMLO movilizó a la sociedad por que demostró que el desafuero era un acto contra el pueblo y una injusticia para él.
Los argumentos de la sesión del miércoles pasado son para sembrar en la población: Acción Nacional es una organización delictiva. Santiago Taboada es el jefe de una organización delictiva. La justicia fue vencida por la capacidad de corrupción del cártel inmobiliario y sus redes son tan amplias y poderosas que no hay más que una salvación: votar por Morena.
La clásica novela titulada “Las campanas de agosto” no describen cómo los altos mandos y grupos de Estrategia Militar llevaron a cabo sus planes con base a las guerras anteriores y no comprendiendo los nuevos paradigmas de la 1ª Guerra Mundial. De igual manera la segunda guerra mundial se empezó a combatir como fue la anterior, prueba de ello es que los franceses esperaban a los alemanes en la Línea Marginot, y se quedaron esperando. Los polacos hicieron frente a un ejército de tanques con caballos, a soldados armados con lanzas contra nazis armados con metralletas.
La guerra fría, en su capítulo sobre la “Crisis de los misiles” acabó con ese modelo de repetición de paradigmas viejos, usados e inoperantes
2024 tiene una característica: Andrés Manuel López Obrador. Pareciera que la elección es contra él, hasta hoy, ha tenido la capacidad de que las baterías de Xóchitl y Santiago váyanse dirigidas contra su persona y sus políticas. AMLO ha decidido polarizar a la sociedad y le ha generado excelentes resultados. Lo más grave, es que los repetidores sistemáticos de esa polarización son Xóchitl y Santiago. O salen de esa dinámica o la araña se los embulle. Mientras que los dos principales candidatos se están peleando contra AMLO, Claudia y clara van caminando sin tropieza hacia la victoria electoral.
Deben de acabar con esa dinámica. La Demarcación Benito Juárez no es la Ciudad de México y los problemas de los habitantes de las otras 15 demarcaciones no se acercan a los problemas de los habitantes y vecinos de Benito Juárez. Ya quedó establecido que Santiago fue el alcalde de ahí, ahora hay que decir lo que sigue y cómo se va a lograr.
Los ejes rectores de la Campaña de Santiago deberían ser: los jóvenes en todas sus expresiones y condiciones, las mujeres con todas sus causas y consecuencias, la movilidad donde el Gobierno demuestre control, mando y reingeniería. Rescatar los espacios públicos con políticas de cultura, recreación, participación ciudadana. Acabar con los candados que el tiempo y los intereses financieros fueron. Atrapando al Presupuesto Participativo. Todas las alcaldías operan para que los presupuestos sean la generación de obra pública y no la lucha contra la pobreza y la desigualdad.
El Presupuesto Participativo debe ser para edificar corredores de maquila, talleres, micro empresas, etcétera en las zonas más marginadas de la ciudad. El Presupuesto Participativo debe ser para combatir la delincuencia con sistemas, tecnología, presencia policíaca y equipamiento en los puntos de mayor índice delictivo.
La Campaña Electoral en la CDMX debe de ser la voz de los que no tienen alguna plataforma para expresarse y hacer del conocimiento de la opinión pública sus causas. No sólo la voz de un puñado de candidatos con una retórica hueca, vacía, repetitiva, plagada de lugares comunes. De eso, ya tuvimos bastante.
Quién será la voz de las madres buscadoras, de los padres sin empleo, de los jóvenes reclutados por el narco, de las señoritas secuestradas para la prostitución, de los médicos mal pagados, de los empleados sin seguridad sociales y ningún derecho laboral, del modelo esclavista del outsourcing, de las ciclistas arrolladas, de mis ciclistas atacados, de los grupos de comerciantes en la vía pública que son más, un colectivo bajo cautiverio, que una fuente de trabajo; de los grupos de piperos privados que controlan el abastecimiento del agua, de los que actúan con singular violencia, impunidad y arrogancia, de los ciento microbuseros; de los de trabajadores burócratas que viven amargados, mal pagados, sin descanso, sin capacitación y su única forma de expresar el odio a su trabajo, el desprecio al gobierno que sirven , sus frustraciones es maltratando con groserías, insultos y desdén a los contribuyentes. Los ciudadanos y habitantes de la CDMX son rehenes de múltiples factores y, estás condiciones crueles de vida, no cambiarán mientras los gobiernos pacten con los grupos de interés para “llevar las cosas en paz”.
Desde algún lugar del Valle del Mezquital.