Afirman que esa medida permitiría regular su consumo, asegurar que no se desperdicie y haya un presupuesto significativo para extraerla
La forma más segura de enfrentar la crisis hídrica en un contexto de cambio climático, deterioro ambiental y crecimiento poblacional es ponerle precio a cada metro cúbico de agua que se ocupa; eso será un mecanismo efectivo para hacer notar que es un recurso escaso, señalaron especialistas del tema..
Darle un valor económico al agua permitirá regular el consumo, asegurar que no se desperdicie y haya un presupuesto significativo para extraerla, mejorar su manejo y evitar fugas, aseguró a Excélsior, Marco Martínez O’daly, economista urbano, consultor y autor de libros.
En muchas ciudades por un tema de carácter político se prefiere regalar el agua o cobrarla a un precio “insostenible y eso es un error, porque se condena a las urbes a quedarse sin agua”, indicó.
En la actualidad los modelos de gestión del agua en México están rebasados en términos operativos, técnicos, de capacidades y financieros; es urgente cambiarlos para darle un valor económico a este recurso y así poder enfrentar la escasez, por ejemplo, en el campo no se paga por el agua, tiene una tarifa cero y esto genera un desincentivo absoluto por ser eficientes, advirtió Eduardo Vázquez, director ejecutivo de Agua Capital.
Creer que el agua debe ser gratuita ha sido un gran problema, un reto y un obstáculo no sólo en México, sino también a nivel global; además, se ha interpretado que es obligación del Estado la gratuidad, “pero a los gobiernos no se les dijo cómo hacerlo, porque se requieren inversiones, capacidades técnicas, infraestructura, cómo operar el abastecimiento, dar mantenimiento y todo eso cuesta dinero… es como dice la frase ‘Dios da el agua, pero no la entuba’”, dijo en entrevista por separado el también consultor en temas de desarrollo sostenible.
Esta discusión se ha salido de cauce al creer que hablar de recursos significa privatizar el servicio o el presupuesto; se trata, apuntó, de generar inversiones público-privadas para contar con una infraestructura prioritaria enfocada al bienestar de las comunidades.
Si bien el agua es un derecho humano, Vázquez aclaró que debe comunicarse de la mejor manera que eso no significa gratuidad; tampoco debe olvidarse a los sectores económica y socialmente más vulnerables, para éstos sí debe haber subsidios, pero bien planteados y explicar que el agua intrínsecamente tiene un valor, simplemente porque es un bien escaso y cuesta para que llegue al grifo.
Resaltó que en México seis millones de personas no tienen acceso continuo al agua en cantidad y calidad, mientras que 12 millones carecen de saneamiento, entonces, cuestionó: “¿Cómo va a resolverse el problema, con qué tipo de infraestructura, en qué regiones, con qué capacidades técnicas y cómo se va a implementar? Esto necesariamente termina rebotando en lo financiero… encima hay millones de personas que no pagan los costos reales del agua”.
En el país, apuntó, particularmente en las ciudades, no se pagan los costos reales del agua potable y, por una cuestión política, el agua está subsidiada en la Ciudad de México, donde se pagan alrededor de cinco pesos por metro cúbico, cuando el costo real de producción y de abastecimiento sin considerar el uso está entre 15 y 18 pesos aproximadamente, esto es cambiante y depende de la alcaldía o zona, “aquí la pregunta y siendo justos con el operador, el Sistema de Aguas de la Ciudad de México, es si puede atender todas las fallas y fugas que hay, si no tiene recursos suficientes; y la mejor vía natural de hacerse de recursos es con el pago de la tarifa”.