El gobierno de Islandia ha declarado el estado de emergencia en una región del suroeste del país ante la creciente preocupación por un posible riesgo de erupción volcánica y enjambre sísmico. La alerta de emergencia llevó a la evacuación de los residentes de Grindavik, un pueblo pesquero en la península de Reykjanes, situado a unos 50 kilómetros al suroeste de la capital, Reikiavik.
La decisión de evacuar Grindavik se tomó después de que la actividad sísmica en la región se desplazara hacia el sur, alcanzando la ciudad, y el monitoreo indicara la presencia de un corredor de magma debajo de la comunidad, según informó la Oficina Meteorológica de Islandia. Aunque aún no se puede determinar con certeza si el magma alcanzará la superficie, las autoridades tomaron medidas preventivas.
La Oficina Meteorológica elevó la alerta de aviación a nivel naranja, indicando un mayor riesgo de erupción volcánica. Las erupciones pueden representar una seria amenaza para la aviación, ya que las cenizas liberadas pueden causar daños a los motores y sistemas de control de vuelo, así como reducir la visibilidad.
Islandia ha experimentado un aumento en la actividad sísmica en las últimas dos semanas, con cientos de pequeños terremotos diarios. La evacuación se produce tras un sismo de magnitud 4.8 el jueves, que llevó al cierre temporal del complejo geotérmico internacionalmente conocido, Blue Lagoon.
El profesor de geología Pall Einarrson explicó que la actividad sísmica comenzó en un área al norte de Grindavik, donde hay una red de cráteres de 2 mil años de antigüedad. El corredor de magma, de aproximadamente 10 kilómetros de longitud, se ha extendido hacia el sur, pasando por debajo de la zona urbana de Grindavík y dirigiéndose hacia el mar. La incertidumbre persiste sobre la posibilidad de una erupción y su alcance, mientras los científicos continúan monitoreando la situación de cerca.