Entre tumbas y flores aparece don Mario Hernández, a quien todos conocen como “El Brujo”. Don Mario, identifica la gran mayoría de las 3,525 tumbas que existen en el panteón San Francisco de Asís de Atizapán de Zaragoza.
Los 50 años que lleva trabajando como voluntario en ese camposanto, lo han hecho parte del lugar al ayudar a las y los visitantes a limpiar las tumbas de sus familiares o acercarles agua.
Mientras cuenta parte de sus vivencias en este lugar, personal de la Dirección de Servicios Públicos, a cargo de Moisés Gerardo Bermúdez Juárez, ayuda a los visitantes a conseguir agua o a retirar la basura que provoca el deshierbe de las tumbas. Se espera que entre el 1 y 2 de noviembre, 40 mil personas visten los camposantos atizapenses.
Una visitante pregunta hasta qué hora se encontrarán abiertos y le responden que, este en particular, de las 8 de la mañana, hasta las 11:45 de la noche el 1 y 2 de noviembre. Los demás, San Mateo, Calacoaya y Jardín de las Palmas, de 8 de la mañana a 8 de la noche.
Mientras tanto, “El Brujo” revela que la tumba más antigua del panteón San Francisco, debe ser una que tiene la inscripción del año 1860. Se trata de una piedra rodante en la cual se inscribió el mensaje y solo se logra leer una parte que registra el homenaje de una madre a su hija, Ruperta. Solo esta piedra queda, porque ha perdido su tumba y aparece aquí y allá. Aunque ya echó raíces a los pies de otro difunto.
“Aquí llevo como más de 50 -años-. Conozco todas las tumbas porque a los muertos no. Me gusta andar aquí, aquí no espantan. Se espanta uno con su sombra. Aquí tengo a mi jefe, a mi jefa, a mis tías, mis abuelos… Esta tumba, aquí camina uno y la pisa”, dice don Mario, vecino de la colonia Barrio Norte.
Se trata de la lápida de Juana Vélez, quien falleció en agosto 20 de 1903. La lápida, que parece ser de mármol, ya es parte de uno de los caminos interiores del panteón. Otra más de los muertos olvidados. En la inscripción todavía puede leerse: Su esposo e hijos dedican este recuerdo. Descanse en Paz.
Otro ornamento que llama la atención es una base atrial que resalta entre las tumbas, la cual tiene algunos signos, unos huesos cruzados, algunas calaveras y hasta ladrillos en la parte superior. Un mástil de mediano tamaño, parece indicar que quizá fue parte de alguna cruz. Todos los que conviven cotidianamente aquí dicen que es también algo de lo más antiguo que hay en el panteón, que se encuentra al lado de la iglesia y ya forma parte del paisaje.
En este mismo lugar, Jesús Joel Vargas, se adelantó a arreglar la tumba de su padre, don Jorge Vargas Roa, de quien dice en vida fue Presidente del Comisariado Ejidal y Cuarto Regidor con el Presidente Manuel Yáñez. “Le gustaban los corridos y lo estamos acompañando con una cervecita”, dijo Jesús Joel.
Este cementerio y sus historias forman parte de los cuatro con los que cuenta el Gobierno de Atizapán de Zaragoza, que dirige el Presidente Municipal, Pedro Rodríguez Villegas. En el panteón de San Francisco, de acuerdo con la Subdirección de Panteones, de la Dirección de Servicios Públicos, se contabilizan 3,525 fosas; San Mateo 3,695; Calacoaya 3,536 y Jardín de Las Palmas 3,877.
En el operativo que se implementará este 1 y 2 de noviembre, en el Día de Muertos, también participarán las Direcciones de Seguridad Pública y Tránsito Municipal, Protección Civil Bomberos y Medio Ambiente, Movilidad y Normatividad.
Se espera una afluencia cercana a los 40 mil visitantes, quienes acudirán en familia este 1 y 2 de noviembre para convivir con sus muertos, platicar con ellos, adornarles su tumba y mantener el contacto con las personas que en vida fueron una parte importante para ellos.