Por Luis Vega D.
En el Ranchito del Rey y María Madre, la comunidad católica fundada por los padres Wandrille Sevin y Didier-Marie Dugas demostraron que es posible romper con la violencia terrorista que impone el narco, a través de la música religiosa y la oración.
En la periferia de Saltillo, Coahuila, las familias tenían miedo de salir a la calle y ser víctimas de la delincuencia. Vivian en la zozobra hasta que estos sacerdotes franceses y 11 monjes más, encontraron en la música y la contemplación, un camino de esperanza para la comunidad.
El festival Ágape y el trabajo pastoral que realizan 100 catequistas, misioneros católicos internacionales y los monjes Verbum Spei, surgieron hace 10 años como una respuesta al clima de violencia y muerte para rescatar a jóvenes y niños de las manos de la delincuencia, de los narcocorridos y crear una cultura de defensa de la educación a través del acompañamiento, comedores comunitarios, tutoría y becas a niños y jóvenes en condiciones de pobreza.
Muchos jóvenes que viven en las periferias de las ciudades de México están avasallados por narcocorridos, dinero fácil, una propuesta de vida sin esfuerzos hasta que adquieren un sentido que los vincula al amor, como un hijo. “Por eso debemos crear lazos fuertes y estrechos con nuestros hijos, con los que están cerca, con nuestra pequeña comunidad”, dice el sacerdote.
El pasado fin de semana en el Ranchito del Rey y María Madre se realizó la 10 edición del Festival de Música Antigua y Arte Sacro en el que participan musicólogos como Manuel Mejía, lauderos como el Grupo Segrel, los ensambles la Cigale de Canadá, Vox Cantoris creado por Jean Cristophe Candau, marionetistas y creadores de chelos y violines. En este evento se tocó música barroca mexicana de los siglos 17 y 18, inspiradas en música medieval y en “las muy ricas horas” que ocurría alrededor de los Monasterios en la Edad Media, con el título ¡Oh muerte! ¿Dónde está tu victoria?
El padre Wandrille, quien vive ahora en Luxemburgo y creador del Festival Ágape, explica: la música sacra es una propuesta que ayuda a vincularnos con Dios, a través de la belleza de los sonidos y la voz de los cantantes. La música en Ágape es catártica, terapéutica, engendra un sentimiento de purificación esperanza y es un vehículo para la contemplación.
Hace un par de días, como ocurrió en los últimos 10 años, los artistas invitados asistieron al reclusorio femenil de Saltillo para dar un concierto de música barroca a 700 personas privadas de su libertad. Tal vez este es uno de los momentos más emotivos para los artistas, por la conexión entre este grupo y la música sacra.
Ante la indiferencia oficial para atender el tamaño del problema que viven los jóvenes de México, la comunidad religiosa Verbum Spei (palabra de esperanza) en voz del Padre Wandrille, tres caminos: educación mucha educación, sentido de amistad y cercanía entre los jóvenes con su familia y guardar silencio ante Dios y escuchar qué quiere Jesús de mí en este momento.