Europa ha presentado una postura audaz en la lucha contra el cambio climático, al exigir la eliminación de los combustibles fósiles sin captura de CO2 en la próxima Conferencia de las Partes (COP28). La Unión Europea (UE) ha señalado que el consumo mundial de estos combustibles alcanzará su punto máximo en la presente década, y por lo tanto, es crucial abordar esta cuestión enérgicamente.
En su declaración común rumbo a la COP28, la UE ha instado a eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles que no contribuyan a combatir la “pobreza energética” o respaldar una “transición justa”. Aunque no se ha establecido una fecha límite concreta, esta llamada refleja la determinación de la UE de acelerar la transición hacia una economía climáticamente neutra.
El Consejo Europeo subraya que “la transición a una economía climáticamente neutra exigirá la eliminación de los combustibles fósiles” sin captura de CO2. Además, la UE tiene como objetivo lograr un sector energético que esté “predominantemente libre de combustibles fósiles mucho antes de 2050”. Sin embargo, es importante destacar que la inclusión de una referencia a la captura de CO2 después de la quema de combustibles generó cierto desacuerdo entre los ministros europeos presentes en Luxemburgo.
La ministra española, Teresa Ribera, enfatizó que, en el corto plazo, las tecnologías de captación de CO2 serán necesarias, pero deben restringirse a sectores donde sea difícil eliminar por completo los combustibles fósiles. El objetivo a largo plazo de la UE sigue siendo la eliminación gradual de los combustibles fósiles de la matriz energética. Además, se busca que la producción de electricidad sea “total o abrumadoramente descarbonizada” a partir de la década de 2030.
La UE también se ha comprometido a triplicar la capacidad instalada de energías renovables para 2030 y duplicar la eficiencia energética, de acuerdo con los objetivos de la COP28. Se ha debatido si Europa debe mantener su objetivo vinculante de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% para 2030 en comparación con 1990 o si debe defender la reducción del 57%, que ya está implícita en las políticas ambientales actuales.
Además, la UE ha instado a reforzar los mecanismos de financiamiento del fondo de pérdidas y daños creado en la COP27 para ayudar a los países más afectados por el cambio climático. La próxima COP28 se esforzará por llegar a un acuerdo sobre su funcionamiento, y se ha destacado “el potencial de los bancos multilaterales de desarrollo y de las instituciones financieras internacionales”, con un llamado a movilizar todas las fuentes de financiamiento.