El cambio climático amenaza la supervivencia de los anfibios

Un equipo de investigación internacional ha llevado a cabo un estudio de gran relevancia, recientemente publicado en la prestigiosa revista Nature, en el cual se advierte sobre el cambio climático como una de las amenazas más críticas para la supervivencia de los anfibios.

Este trabajo se basa en la segunda Evaluación Global de Anfibios (EGA) de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y presenta una alarma concreta: si el cambio climático persiste a su ritmo actual, es posible que aproximadamente dos de cada cinco especies de anfibios se extingan en los próximos años.

Este estudio exhaustivo evaluó el riesgo de extinción de 8.011 especies de anfibios que figuran en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN. Sus resultados son preocupantes, ya que revelan que los anfibios son la categoría de vertebrados más amenazada, con un asombroso 40,7% de las especies en peligro en todo el mundo. Esto contrasta con el 26,5% de los mamíferos, el 21,4% de los reptiles y el 12,9% de las aves que se encuentran en peligro. Además, es importante destacar que las salamandras son el grupo de anfibios más vulnerable a nivel global, con tres de cada cinco especies en peligro de extinción.

El cambio climático se manifiesta como una seria amenaza para los anfibios y se evidencia como uno de los factores más críticos que han contribuido al declive de esta especie entre 2004 y 2022. En este período, 119 especies (39%) se vieron afectadas por los efectos del cambio climático, en comparación con solo 6 especies (1%) entre 1980 y 2004.

Desde 2004, lamentablemente, cuatro especies de anfibios ya se han extinguido:

  1. Falsa salamandra de arroyo de Jalpa (Pseudoeurycea exspectata)
  2. Rana de Guatemala (Craugastor myllomyllon)
  3. Rana diurna de hocico afilado de Australia (Taudactylus acutirostris)
  4. Sapo arlequín de Chiriquí de Costa Rica (Atelopus chiriquiensis)

Las concentraciones más alarmantes de especies de anfibios amenazados se encuentran en los Andes tropicales, los bosques y montañas del oeste de Camerún y el este de Nigeria, las islas del Caribe, los Ghats occidentales, Madagascar, Mesoamérica y Sri Lanka.

Jennifer Luedtke, directora de alianzas de especies de Re:wild, coordinadora en la UICN y autora principal del estudio, subraya que la actividad humana ha reducido drásticamente los hábitats disponibles para los anfibios. Afirma que:

“A medida que los seres humanos impulsan cambios en el clima y reducen la disponibilidad de hábitats donde pueden vivir los anfibios, se reducen las posibilidades para su supervivencia. No pueden escapar del aumento en la frecuencia e intensidad del calor extremo, los incendios forestales, las sequías y los huracanes inducidos por el cambio climático. Nuestro estudio destaca la importancia de no subestimar estas amenazas. La protección y restauración de selvas y bosques es esencial, no solo para salvaguardar la biodiversidad, sino también para abordar el cambio climático”.

El estudio enfatiza que la crisis mundial de extinción de anfibios no muestra signos de disminuir. El cambio climático y las enfermedades emergentes son los principales impulsores de este declive. Los resultados proporcionan una base crucial para desarrollar un plan de acción destinado a preservar a estas especies de anfibios y respaldar las políticas necesarias para revertir esta tendencia negativa.

Kelsey Neam, coordinadora de prioridades y métricas de especies de Re:wild y otra de las autoras principales del estudio, insta a la inversión en la conservación de los anfibios:

“Aunque nuestro artículo se centra en los efectos del cambio climático en los anfibios, es importante destacar que la protección de estas especies beneficia tanto a la biodiversidad como a la lucha contra el cambio climático. Ha llegado el momento de invertir a nivel global para evitar la desaparición de los anfibios, una inversión que no solo asegura un futuro más sostenible, sino que también contribuye a mantener ecosistemas saludables que actúan como sumideros de carbono”.