En México hoy no hay población con mayor riesgo, que los jóvenes menores de 30 años. Hoy desaparecen hombres y mujeres de este perfil de edad ante la indiferencia de las autoridades. Sólo cuando un caso se vuelve mediático, es cuando las autoridades prestan atención.
El testimonio publicado por Aristegui Noticias, -rendido por la madre de Pablo-, un joven de 17 años que el 30 de marzo pasado salió a buscar trabajo en Tepic y desapareció. Sólo hasta varios días después se comunicó con su madre por WhatsApp, burlando a sus captores. Le informó que había sido reclutado por un cártel contra su voluntad y le pedía fuera a recogerlo a Zacatecas, pero fue imposible coordinarse con ella y se perdió la comunicación.
Desde entonces ella ha solicitado apoyo de las autoridades estatales y federales para localizarlo con vida y lo que ha encontrado es… ¡Indiferencia!
Del mismo modo sucedió con los siete jóvenes desaparecidos hace unos días en Zacatecas, así como los dos jóvenes secuestrados en Motozintla, Chiapas, y encontrados torturados y asesinados por un cártel, cuando habían salido… simplemente a vender un perrito a un posible cliente contactado por redes sociales.
Y qué decir de los cinco jóvenes desaparecidos en Lagos de Moreno, Jalisco, el 11 de agosto pasado. ¿Y los ocho muchachos que trabajaban en un call center en Jalisco? Varios aparecieron en mayo pasado dentro de bolsas de plástico en Zapopan.
El presidente quiere convencernos de que esto es normal, cuando la realidad es que son tragedias humanas inaceptables en un país que no está en un conflicto bélico, sino viviendo una crisis de inseguridad provocada por la apatía gubernamental.
El estudio publicado por Rafael Prieto Curiel en la revista Science, que después de cruzar información dentro de plataformas de inteligencia artificial llegó a la conclusión de que la delincuencia organizada en México tiene en su nómina actualmente a 175 mil jóvenes, de los cuales, un alto porcentaje de ellos no se integraron por propia voluntad, sino que fueron reclutados en un secuestro violento. Este estudio, -donde también participó el especialista en seguridad, -fallecido recientemente, Alejandro Hope-, hace énfasis en la necesidad que tienen los cárteles de reclutar 350 jóvenes por semana, o sea, 1,400 por mes para sustituir a los fallecidos, encarcelados o inhabilitados. A final de cuentas nuestros jóvenes son carne de cañón sustituible para la delincuencia organizada.
Esto explica las desapariciones de varones, mientras las mujeres podrían estar siendo secuestradas como parte del negocio de servicios sexuales.
¿Cuál es la respuesta del gobierno federal ante esta sensible tragedia humana que trunca vidas inocentes y convierte a nuestros jóvenes en delincuentes?… Es la indiferencia. No existe un plan para resolver este grave problema.
Nuestro presidente está muy ocupado en los asuntos electorales que tanto le apasionan y en confrontar a sus adversarios políticos. Este es el auténtico rostro del “humanismo mexicano”.
¿Y el Ejército?… pues construyendo las obras prioritarias del presidente.
¿Quién velará por nuestros jóvenes y por su futuro?
¿DE QUIEN SON LOS CARGOS DE ELECCIÓN POPULAR?
La salida de Ramírez Marín de la bancada del PRI en el Senado de la República debe llevarnos a la reflexión… ¿quién es el verdadero dueño del escaño en el caso de los legisladores?… ¿pertenece a quien ocupa el cargo?… ¿o entonces… al partido que lo postuló? o ¿a los votantes que le dieron el triunfo?
Definitivamente la renuncia de legisladores que ocupando un cargo se pasan a la bancada de otro partido cometen una traición. Es un robo y además, abuso de confianza.
El electorado da un voto esperando que un legislador trabaje por los intereses y la visión de país en que él (o ella ), cree. Irse como chapulín a otra bancada equivale a robarse una curul para ponerse al servicio de otros intereses. Ese oportunismo político es un latrocinio.
Quienes votaron por un legislador, -postulado por un partido-, dieron un voto de confianza a la persona, suponiendo que defenderá la plataforma ideológica del partido que representa.
A los legisladores chapulines debemos exhibirlos.
Si pretenden cambiar de partido, deben hacerlo cuando concluya su encomienda legislativa y con ello, su compromiso con los electores que le dieron su voto.
¿A usted qué le parece?
Publicada en El Universal