Los retos de la sociedad y nueva presidenta, poder judicial y legisladores ante la violencia
Luis Vega D.
El Foro Nacional para la Paz celebrado en Puebla el fin de semana fue un parteaguas histórico en la reflexión y en el rumbo que México va a tomar sobre la Justicia y Seguridad.
Este magnífico evento organizado por los obispos mexicanos, los jesuitas, los religiosos (as), en que participaron más de 1,000 personas, marca un hito de esperanza para los nuevos caminos de la paz y reconciliación en México.
El análisis y las propuestas de madres buscadoras, académicos, indígenas, migrantes y grupos de la sociedad civil, trazaron la ruta y agenda que debe adoptar el país, el nuevo gobierno, el congreso, el poder judicial, las policías, los jueces y los fiscales para avanzar en el largo camino para la Paz.
En los foros y conservatorios se concluyeron 298 prácticas para contribuir a la seguridad y remediar el tejido social, participaron 1095 instituciones, 440 organismos de la sociedad civil, 224 organizaciones religiosas, 164 instituciones públicas en los tres niveles de gobierno, 120 instituciones educativas y 33 organismos empresariales.
Las expertos y la sociedad concluyeron que las causas de la violencia e inseguridad en México se debe a muchos factores: crisis de la familia, gobiernos rebasados y corrompidos, falta de valores, deficiente educación, creciente pobreza, mala distribución del ingreso, violencia de género, machismo exacerbado, globalización de la producción y consumo de drogas, bajos salarios, un poder judicial corrupto y temeroso, policías mal preparados y con sueldos bajos, poder judicial infiltrado por la delincuencia, control territorial de los grupos criminales, colusión entre el gobierno y la delincuencia, violencia en las escuelas, la familia y los espacios públicos, pérdida de las tradiciones y menos sentido de pertenencia a la comunidad.
En lo que se consideró como causas estructurales de la violencia y la inseguridad en México destacan la pobreza, la vecindad con Estados Unidos y que este país se convierta en el principal proveedor de armas a los delincuentes.
En el contexto actual destacaron las pésimas estrategias del gobierno, cerrazón de la cuatro T para cambiar el rumbo de la política en materia de seguridad, cambios cosméticos y de coyuntura.
Los foros y los conversatorios plantearon la siguiente ruta a seguir:
1.- Desde las comunidades: procesos de sanación personal, familiar y comunitaria; una vida libre de violencia para mujeres, niñas y niños; promover en las escuelas educación para la paz; uso racional de la tecnología; uso del espacio público y recuperación de las asambleas comunitarias comprometidas con el cuidado de programas de integración social para los migrantes, programas integrales para la atención de las adicciones.
2.- Desde las instituciones: realizar un trabajo interinstitucional que involucre a la sociedad civil en la atención de los desafíos de justicia y seguridad, y, recuperar la confianza de las instituciones; sobre el sistema de seguridad, se debe recuperar la confianza mutua, la articulación de las instituciones de la seguridad, la cultura de la denuncia, identificar los vacíos legales e institucionales, capacitar a los policías, recuperar la legitimidad y el liderazgo de la policía, desarrollar mecanismos de evaluación institucional de las fuerzas policiacas.
3.- Sobre el sistema de justicia: escuchar y brindar atención, contención y acompañamiento a las víctimas de la violencia; corresponsabilidad de todos en la búsqueda de las personas desaparecidas; establecer procedimientos de justicia restaurativa y mecanismos alternativos de solución de conflictos; fortalecer las instancias de mediación en las comunidades, escuelas y trabajos.
4.- Sobre las cárceles: se planteó, fortalecer los procesos de prevención social, favorecer la reinserción de los victimarios y priorizar los acuerdos reparatorios.
El consenso de las mesas de trabajo y de los participantes en este Foro Nacional es que “sí hay un mapa de ruta” de lo que sociedad y gobierno deben hacer juntos para trabajar para pacificar a México. El camino es largo, pero ya empezamos a caminar y sí hay una luz al final del túnel.