Por Enrique Martínez y Morales
El fin de semana pasado tuve la oportunidad de participar en el foro que con el objetivo de promover una integración económica regional sustentable entre Estados Unidos y México organizó el Banco de Desarrollo de América del Norte (NadBank por sus siglas en inglés). El evento se realizó en la emblemática ciudad de San Antonio, Texas, sede del banco binacional organizador.
Además del presidente de la asociación de negocios en Texas, una especie de cámara de cámaras empresariales, compartí el panel con la secretaria de Desarrollo Económico de Chihuahua y el subsecretario de Inversiones de Nuevo León. Dentro de la competencia natural entre entidades vecinas que buscan atraer inversiones, lejos de mostrar hostilidad nos presentamos como una región consolidada que hace equipo y trabaja en armonía.
Por los comentarios y preguntas de los asistentes, principalmente empresarios y banqueros norteamericanos, pude detectar tres grandes preocupaciones con respecto a la zona. La primera es la seguridad. La imagen de un México violento y altamente peligroso prevalece entre el ciudadano norteamericano. Afortunadamente pudimos compartir la experiencia Coahuila, posicionado como uno de los estados más seguros del país, con la capital y la ciudad fronteriza más seguras, por mucho.
La segunda es el tema del agua. Las notas de lo severo de la sequía y la ausencia del vital líquido en la zona metropolitana de Monterrey y otros municipios de la región trascendieron fronteras y despertaron una sustentada preocupación. El modelo de Saltillo llamó mucho la atención y permeó el mensaje correcto: agua sí hay, el problema es de administración y gestión. En ese sentido, el propio NadBank levantó la mano para financiar proyectos en la materia.
Y la tercera tiene que ver con la reducción de la natalidad y el envejecimiento de la población, muy avanzado en algunos países que, como Japón, ya venden más pañales de adultos que de bebés. La preocupación es que Norteamérica sigue una tendencia similar que el día de mañana significará una reducción en la oferta de mano de obra.
Coahuila atiende de manera firme y decidida los dos primeros asuntos, con resultados positivos tangibles y alentadores. El tercero es más complejo y creo que el futuro lo resolverá con ayuda de la ciencia, la tecnología y la inteligencia artificial.
Claro que se tocaron otros temas también importantes, como la seguridad energética, el congestionamiento de los puertos fronterizos, la logística internacional, la actividad sindical, entre otros. Afortunadamente Coahuila sobresale en todos y hace sinergia con sus vecinos. Esa buena vecindad, además de los atributos ya mencionados, ha sido sin duda un factor para que inversiones regionales como Tesla lleguen a casa. Sigamos promoviéndola, por el bien de todos.