Gobernar sin libertades

Por Vidal Garza Cantú 

 

Siempre será más difícil gobernar garantizando el máximo de libertades a todos los ciudadanos, pero hay que gobernar así. No hacerlo nos coloca frente a la esencia del origen de los Gobiernos autoritarios.

Tanto el Gobierno de Nuevo León como el federal están llevando a cabo inversiones en infraestructura, muchas polémicas, otras rezagadas, pero ambos Gobiernos han fallado en transparentarlas al máximo. Ocultar o mantener en reserva por seguridad nacional provoca que la sociedad dude, tenga incertidumbre y se torne escéptica. Pero más grave, le permite a la autoridad seguir gobernando sin controles, disuadiendo y quitando libertades a los ciudadanos, como el acceso a la información pública.

En este contexto, gobernar sin libertades permite justificar para no realizar, permite a las autoridades pisotear leyes sin consecuencias, desesperar para distraer, dar mensajes sin convencer, engañar para no enfrentar la realidad y falsificar información para decir que van bien cuando no es verdad.

Aunado a esto, la fascinación de los gobernantes por mantenerse populares abre el camino para hacerlo sin decoro, quitándoles libertades a los ciudadanos.

Varios sondeos dan cuenta que Gobiernos de 4 países han mantenido una aprobación de sus ciudadanos superior al 50 por ciento este año. India, Suiza, México, Australia, en ese orden. En cuanto a los que tienen 45 por ciento o menos, están Canadá, España, EU, Irlanda, Brasil y Suecia, y más abajo Chile y Colombia.

En esta mezcla de países desarrollados y en vías de desarrollo, los liderazgos de los gobernantes juegan un papel fundamental, pero si el objetivo es aumentar su popularidad, el riesgo, cuando no hay instituciones fuertes ni una sociedad crítica y participativa, es que caigan en la tentación de hacerlo de la forma más fácil: polarizando y dividiendo, como es el caso de México.

¿Por qué no seguimos los liderazgos de India, Suiza o Australia para tener aprobación y respeto ciudadanos sin utilizar ideologías y doctrinas divisionistas?

Porque es más sencillo no hacerlo. Es más sencillo gobernar sin respetar las leyes y las instituciones que cada país ha construido a través de los años y, si logramos detener las protestas de algunos pocos, mejor.

Otra razón es el desdén por la administración pública. Al líder que busca aprobación le estorba el derecho administrativo y usar las herramientas de la administración pública efectiva, que lo mismo persuade a través de argumentos sólidos, como de análisis técnicos sobre las políticas públicas.

Una tercera razón es que los líderes no son gobernantes, sino solamente políticos, y ese perfil hace que todo el tiempo piensen en agradar a sus aprobantes, aunque quiebren las finanzas, violen normas establecidas o agredan instituciones.

El semanario The Economist publicó un artículo el 10 de agosto titulado “Los autoritarismos están en marcha”. Una reflexión valiosa que debate las diferencias hoy entre los países que buscan seguridad atacando los valores universales como la tolerancia, libertad de expresión y libertades individuales.

Basado en los resultados para el 2022 de la encuesta mundial de valores que se hace cada cinco años y compara más de 90 naciones, da cuenta del aumento de la intolerancia, basado en el temor que ha crecido en muchos países, incluido el nuestro.

Compara países con valores tradicionales que sucumben ante la lucha por una mayor libertad prefiriendo defender sus miedos e inseguridades. Son estos países los que han permitido que Gobiernos autoritarios y líderes carismáticos los envuelvan con este falso debate de que no es posible tener libertades y seguridad al mismo tiempo.

Lo que realmente está pasando es que cuando los Gobiernos no pueden garantizar la seguridad, lanzan justificaciones absurdas por su mal desempeño, amedrentando a la sociedad para limitar más sus libertades y lograr con ello seguir en el poder gobernando sin libertades.

Publicado en el Norte el 19 de agosto de 2023