En una serie de cambios que han causado un revuelo significativo en la comunidad académica y de investigación en México, el nuevo Sistema Posgrados del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) ha reclasificado una gran cantidad de programas de posgrado.
Esto ha generado inquietudes sobre el financiamiento y apoyo para estos programas, con la advertencia de que la mayoría podría quedar sin recursos.
El politólogo Diego Micher ha destacado estos cambios a través de un análisis detallado presentado en su cuenta de Twitter. Señala que la reestructuración ha sido realizada en un contexto donde se están llevando a cabo múltiples amparos legales, incluyendo uno de la Universidad Autónoma de Querétaro, que buscan detener tanto la nueva Ley de Ciencia y Tecnología como sus disposiciones. Esto ha llevado al Conacyt a realizar una serie de cambios rápidos antes de que las suspensiones definitivas puedan afectar la implementación de la ley.
La nueva estructura ha dividido los posgrados en cuatro categorías según su relevancia y origen. Las categorías 1 y 3 están destinadas a posgrados en instituciones públicas, mientras que las categorías 2 y 4 abarcan posgrados privados. Las becas y financiamientos están garantizados para los 543 posgrados de la categoría 1, considerados como de prioridad nacional. Sin embargo, la categoría 2, que incluye a los posgrados privados y se enfoca en la investigación, solo cuenta con 21 programas, y no se ha especificado cuánto financiamiento recibirán. La categoría 3, que involucra a centros de investigación, enfrenta normativas más estrictas y financiamientos más bajos. Curiosamente, esta categoría alberga una abrumadora cantidad de 2271 posgrados.
Es importante destacar que esta reestructuración ha sido liderada por la directora general del Conacyt, quien tiene un papel determinante en la toma de decisiones en el Sistema Nacional de Posgrados y el Sistema Nacional de Centros Públicos de Investigación.
El análisis de Micher se basa en la información proporcionada por el propio Conacyt. Los cambios han despertado preocupaciones significativas en el ámbito académico, especialmente en instituciones como el Tecnológico Nacional de México, el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma de Nuevo León y la Universidad de Guadalajara. Micher también señala que las instituciones que han protestado menos son las que parecen verse menos afectadas por estos cambios.
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