Prefiero terapia que quimioterapia

Clara Villarreal columnista

“Con paciencia y terapia, desentrañamos las raíces del dolor y abrimos paso a la transformación interna.”

En la búsqueda de una vida plena y saludable, es esencial comprender la importancia de las terapias como una herramienta valiosa para el bienestar mental y emocional. A menudo, enfrentamos desafíos internos y externos que pueden afectar nuestra calidad de vida y felicidad. Optar por la terapia es una elección consciente de invertir en uno mismo, pero es crucial reconocer que los resultados no son inmediatos y que el proceso de sanación lleva tiempo y paciencia.

La terapia, ya sea en forma de psicoterapia, terapia cognitivo-conductual, terapia de pareja o cualquier otra, implica explorar nuestras emociones, pensamientos y comportamientos. Al igual que una manzana al día puede contribuir a nuestra salud física, asistir regularmente a terapia puede mantener nuestra salud mental. Al enfrentar nuestros problemas de manera proactiva y saludable, podemos evitar que se conviertan en enfermedades emocionales más graves, y así, alejarnos del estrés crónico, la ansiedad o la depresión.

Es importante recordar que la terapia no es una solución mágica que resuelve todos nuestros problemas de la noche a la mañana. En muchos casos, hemos arraigado patrones de pensamiento y comportamiento que se han desarrollado a lo largo del tiempo, a menudo influenciados por pactos, votos y promesas del inconsciente. Cambiar estos patrones profundos y arraigados requiere tiempo y paciencia. La terapia nos brinda la oportunidad de explorar nuestras creencias y valores fundamentales, y trabajar en la reconstrucción de un enfoque más saludable y constructivo para la vida. Es importante mencionar que incluso con el apoyo de la terapia, es posible que enfrentemos retrocesos y recaídas en nuestros patrones anteriores. Esto es normal, ya que romper con viejas formas de pensar y comportarse no es una tarea fácil. Sin embargo, lo que la terapia nos proporciona es un espacio seguro y compasivo para analizar estas recaídas, comprender sus desencadenantes y desarrollar estrategias para superarlos.

Además, el dolor emocional no resuelto puede manifestarse en comportamientos poco saludables, como el abuso de sustancias, el aislamiento social, la compulsión alimentaria o la adicción al trabajo, como formas de evasión y desconexión. Estos comportamientos pueden dañar aún más nuestra salud física y mental, convirtiéndose en un círculo vicioso difícil de romper.

Nuestro bienestar general depende de un equilibrio entre la salud física y mental. Hacer ejercicio y mantener una dieta saludable son aspectos cruciales para nuestro bienestar, pero también debemos cuidar de nuestra mente. La terapia nos ofrece una herramienta poderosa para explorar y fortalecer nuestro mundo interior, lo que impacta positivamente en nuestra calidad de vida.

Por otro lado, enfrentar nuestras emociones dolorosas y trabajar en su procesamiento a través de la terapia nos permite liberar esa carga emocional, lo que resulta en una mejor salud mental y física. Al hablar de lo que nos duele y trabajar en su resolución, podemos liberar tensiones emocionales, disminuir la ansiedad y reducir el estrés. La terapia nos brinda un espacio seguro para explorar y expresar nuestras emociones, lo que facilita la sanación emocional y el bienestar general.

En el camino de la sanación, la terapia es la llave que abre la puerta hacia una vida plena y saludable.