Por: Ricardo Homs
Para combatir la pobreza no hay más que dos caminos… el fácil y populachero, pero que no resuelve el problema de fondo. El otro camino es el que transforma la vida de las familias y fortalece al país.
El camino fácil es el de los programas sociales —que no resuelven la pobreza—, sino que la administran con sentido político, pues simplemente mantienen a la gente en el ámbito de la sobrevivencia, pero sin permitirle crecer y volverse autosuficiente. Ese es el temor de los gobiernos populistas y totalitarios como éste: que los beneficiarios algún día dejen de necesitar la ayuda gubernamental y entonces dejen de ser manipulables electoralmente, como hoy sucede en México.
Ese es el conflicto que trae el presidente en contra de la clase media.
Mantener a una persona durante toda la vida —sin exigirle ningún esfuerzo— le convierte en parte del voto duro del partido del Presidente de la República. Bajo esta óptica, la pobreza jamás desaparecerá de México, pues se reprimen los deseos de superación ciudadana. Se le sumerge en su “zona de confort”, convirtiéndola en una persona conformista y agradecida con el gobierno que “le mantiene”.
Ahora, en contraste, vemos que por el camino de la “movilidad social” la gente recibe “oportunidades” de desarrollo para ganar calidad de vida y libertad de elección total y absoluta.
Este es el camino que escogieron en los últimos años China, Taiwán, Corea del Sur, Singapur, Emiratos Árabes, Dubai y otros tantos países que hasta hace pocos años tenían una gran cantidad de su población en la pobreza extrema, y hoy son un modelo de desarrollo y calidad de vida.
China reenfocó su visión socialista hacia la productividad, dejando de lado los dogmas marxistas de antes.
En una campaña electoral la narrativa que triunfa no es la que ofrece al ciudadano trabajo y educación —”que exigen esfuerzo”—, sino la del dinero fácil, que llega a través de los programas sociales, aunque eso signifique vivir siempre al borde de la sobrevivencia y teniendo una deuda emocional que se paga en la temporada de elecciones.
El reto de la oposición para las próximas elecciones del 2024 será desarrollar una narrativa seductora, que neutralice la verborrea populista de la 4T.
Se requiere una narrativa emocionalmente intensa, que convoque a la reconciliación como un modo de erradicar la violencia que asola al país.
Sólo una narrativa de alto impacto popular podrá rescatar a México de la demagogia populista que genera pobreza.
30 años de TV Azteca
Se están cumpliendo 30 años de la fundación de TV Azteca. El proyecto de Ricardo Salinas Pliego transformó la televisión en México con su visión disruptiva e innovadora.
Las telenovelas “Nada personal” y “Mirada de mujer” —realizada en 1997— renovaron el modelo de la narración televisiva.
La agilidad de los noticieros cambió el modo de narrar las noticias, entre otros aciertos. Además, abrió las pantallas de la televisión a nuevas actrices y actores, así como a una importante generación de talentos dedicados a la producción de contenidos.
Treinta años de aportar innovación a la televisión mexicana.
Las lecciones de Colombia
Algo sucede en Colombia, donde aún con un gobierno de Izquierda, se respeta el estado de derecho.
El hijo mayor del presidente Gustavo Petro —Nicolás Petro—, ha sido detenido por lavado de dinero, enriquecimiento ilícito y ahora él mismo descubre que en la campaña electoral de su padre hubo aportaciones de narcotraficantes.
El mismo presidente Petro respetó la decisión del fiscal general de Colombia, Francisco Barbosa y le pidió llegar a fondo en este caso judicial. En un tuit aseguró que “la fiscalía tendrá todas las garantías para proceder de acuerdo a la ley”.
En contraste, en México hay un flagrante desacato a la ley por parte del presidente de la república respecto a la distribución de los nuevos libros de texto gratuitos, y no sucede nada.