Por: Liébano Sáenz
Anteponiendo la lectura correcta, el proyecto ganador opositor deberá concitar la adhesión de los inconformes con el estado de cosas actual y, obligadamente, también de una parte de aquellos que tienen buena opinión de AMLO y que son susceptibles a la idea de la alternancia democrática…
Una adecuada estrategia de la oposición en 2024 pasa por definir a quién beneficia la polarización. En la elección de 2018 favoreció a López Obrador por el desgaste del gobierno del PRI y porque la estrategia del tricolor se dirigió en contra del PAN con la idea de hacer de la contienda una disputa entre dos, lo que, en opinión de sus estrategas, podría darles la ventaja por el perfil de su candidato presidencial. Un fatal error de cálculo, falto de autocrítica, que subestimó la realidad y terminó en el triunfo arrollador de AMLO.
La polarización ahora tiene dos referentes. Primero, el del pasado, que el mismo Presidente ha mantenido vigente con su tesonera retórica en la percepción pública de malos gobiernos como la causa de todos los males actuales, y segundo, el entorno actual, esto es, el rechazo al gobierno de López Obrador, que se hizo evidente en los comicios de 2021 y que es mayoritariamente urbano. Estimo que la polarización de hoy, por los saldos reales y por las percepciones creadas desde la poderosa plataforma propagandística presidencial, beneficia a Morena.
Anteponiendo la lectura correcta, el proyecto ganador opositor deberá concitar la adhesión de los inconformes con el estado de cosas actual y, obligadamente, también de una parte de aquellos que tienen buena opinión de AMLO y que son susceptibles a la idea de la alternancia democrática, bien sea porque el candidato o candidata de Morena no reproduce la afinidad emocional del presidente López Obrador o porque el candidato o candidata de la oposición garantiza lo que se esperaba del gobierno actual y no es continuidad del pasado que se rechaza.
La parte más fina de la estrategia de la oposición será eludir la polarización y para ello es necesario un argumento positivo y constructivo. Se requiere deconstruir el discurso de AMLO. El presente y el Presidente requieren de réplica, pero no en términos de confrontación, sino de diferenciación y destacando que el diferendo no son los objetivos, los propósitos o las intenciones que no se cumplieron, sino los resultados. Otro aspecto de la estrategia opositora para ganar está en lo regional o en lo local, lo que tiene dos dimensiones, la oferta y el empoderamiento de los gobiernos subnacionales, un tema para otra colaboración.