GOBIERNOS E IDEOLOGIAS

Rafael Olivares G.

Rafael Olivares García

 

Un personaje expuso hace días la idea de que los gobiernos trabajan para resolver las necesidades de la población, sin que intervengan las posturas ideológicas. Ello sería el mundo ideal, pero en la práctica no es así.

En México, como en la mayoría de los países democráticos, los partidos políticos son los actores principales, porque representan a grandes bloques de ciudadanos en base a ideologías específicas.

No existe partido político sin ideología, sin ideario, sin propuestas específicas que difieren de las de los otros partidos.

Los partidos políticos buscan llegar al poder para implantar su ideología a través de acciones de gobierno sustentadas en la administración pública.

Para ello los diputados y senadores legislan volviendo obligatorias para todos los ciudadanos sus visiones de país.

Se legisla para crear, derogar o modificar leyes.

El poder ejecutivo aplica dichas leyes y para hacerlas realidad les asigna presupuesto público.

Dado que el poder ejecutivo es quien controla el presupuesto se convierte en el tío rico, al que los demás órdenes de gobierno le rinden pleitesía. Por ello los diputados del partido en el poder son auténticos servidores del presidente, lo mismo sucede en los estados y en los municipios.

Así pues, un presidente con mayoría legislativa dicta si se nacionaliza la banca, se vuelve a privatizar, establece algún programa social electorero o inhabilita acciones de transparencia del INAI vía sus esbirros. Envía iniciativas bajo la orden de que no se le cambie una sola coma, que son autorizadas sin siquiera leerlas, no se diga analizarlas.

Por ello no podemos disociar la ideología de un candidato con las acciones a promocionar durante su gobierno o su periodo legislativo.

Quien piensa que el futuro del mundo es LGBTI lo promoverá en los textos escolares, en los programas oficiales, en las leyes y terminará por volverlo una obligación. Lo mismo pasa con el aborto, la eutanasia, las infancias trans, los vientres subrogados, el uso lúdico de las drogas y un largo etcétera.

Así que mucho ojo con quien eliges para que sea tu candidato a presidente de la república, diputado federal, senador, diputado local, alcalde o regidor. De ello depende el futuro de México y el de tu familia.