Científicos descubrieron un metal con la capacidad de curarse a sí mismo. Este descubrimiento, considerado como la posibilidad de crear máquinas y estructuras autorreparadoras en un futuro próximo, transformando la forma en que se diseñan y construyen los materiales utilizados en distintos sectores.
El fenómeno de la “autocuración” del metal fue observado en experimentos realizados en los Laboratorios Nacionales Sandia de Nuevo México.
Donde piezas de platino y cobre puros mostraron una sorprendente capacidad de curar las grietas causadas por la fatiga del metal. La fatiga del metal ocurre cuando este se somete a tensiones repetidas. Esto genera microgrietas que con el tiempo pueden llevar a fallos catastróficos en estructuras y máquinas, como en el caso de la aviación y las infraestructuras.
En los experimentos, los científicos utilizaron una técnica que sometía a las diminutas piezas metálicas a tensiones constantes, provocando la formación y propagación de grietas.
Sin embargo, a los 40 minutos de iniciado el experimento, el metal sorprendentemente se fusionó nuevamente, lo que los investigadores denominaron como “soldadura en frío”.
Brad Boyce, científico de materiales de los Laboratorios Nacionales Sandia y uno de los líderes del estudio publicado en la revista Nature, explicó que la “soldadura en frío” es un proceso metalúrgico que ocurre cuando dos superficies metálicas relativamente lisas y limpias se juntan para reformar los enlaces atómicos, aunque esta curación ocurre a escala nanométrica, es un avance prometedor para futuras aplicaciones en la ingeniería, Las piezas de metal utilizadas en los experimentos tenían un grosor de 40 nanómetros y un ancho de unos pocos micrómetros.
Este descubrimiento tiene el potencial de transformar la forma en que se aborda la fatiga del metal y los fallos estructurales en diversas aplicaciones. Michael Demkowicz, catedrático de Ciencia e Ingeniería de Materiales de la Universidad A&M de Texas.
Si bien el proceso de autocuración se ha observado en un entorno de vacío utilizando un microscopio electrónico, los científicos se plantean la pregunta de si también ocurre en el aire. De ser así, esto tendría importantes implicaciones para la fatiga en vehículos espaciales y otras aplicaciones donde las grietas no están expuestas a la atmósfera.
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