Por Adriana Delgado Ruiz | @AdriDelgadoRuiz
El superpeso se ha apreciado 14 por ciento en lo que va del año y eso no es precisamente una buena noticia. Si bien es cierto que es una señal de fortaleza de la economía, el que una moneda se mantenga sobrevaluada puede ser casi tan perjudicial como una devaluación.
Ejemplo claro: las remesas que llegan al país están rompiendo continuamente sus propios récords. De acuerdo con el informe más reciente, ya registran un crecimiento de 10.7 anual, sin embargo, todos esos dólares habrían sido cambiados por 20 por ciento más pesos en julio del año pasado que ahora. En realidad, las familias que viven de lo que envían sus familiares en el extranjero, han perdido bastante poder adquisitivo.
En las actividades productivas, también hay afectaciones. En mayo, los turistas extranjeros gastaron en México 4.4 por ciento menos dinero que en abril, lo que ligó dos meses a la baja y representó el menor nivel desde octubre pasado. La cuestión no sólo es que los viajeros estén siendo más cautos por una posible recesión, sino que viajar a nuestro país ya no les es tan barato, gracias al súperpeso.
Las exportaciones mexicanas también sufren innecesariamente. Durante los meses de otoño e invierno, una de las estrellas de nuestro comercio exterior es el aguacate, que en el primer cuatrimestre registró las exportaciones más bajas en cuatro años. ¿La razón? Que al recibir menos pesos por los dólares que obtenían, los productores prefirieron vender su producto en México para reducir costos. Pero al haber sobreoferta en nuestro país, el kilo bajó de precio hasta en 48 por ciento, lo que derrumbó cualquier posibilidad de obtener alguna utilidad.
Con el jitomate, el panorama no es mejor. Las ventas anuales al extranjero son por unos 2 mil 400 millones de dólares. Con una convertibilidad de 19.65, eso significó en 2022 ingresos por 47 mil 160 millones de pesos. Pero en 2023, con un tipo de cambio de 17 pesos, esas ventas significan 40 mil 800 millones de pesos, es decir, un bajón de 6 mil 360 millones únicamente por el efecto del súperpeso.
¿A qué se debe que nuestra moneda pase por un momento así? Varias razones: Una mayor entrada de inversión extranjera directa gracias al nearshoring, el aumento de las remesas y la competitividad de nuestra tasa de interés ante las alzas en la de Estados Unidos. El respiro es que el del súperpeso no será un ciclo prolongado. Cuando la inflación ceda suficientemente y las medidas se relajen, las cosas volverán a la normalidad.
Mientras, hay que encontrar las ventajas. Con el súperpeso, las empresas gozan de un costo menor por los insumos que importan, lo que se traduce en menos presiones inflacionarias. Las que tienen deudas en dólares ven una disminución considerable de su costo financiero. Con respecto al turismo, para los mexicanos se vuelve más accesible visitar Estados Unidos.
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