Dilemas del Presidente AMLO y Dante Delgado

Por: Pedro Isnardo de la Cruz y Juan Carlos Reyes

 

Una vez más la decisión que tome este hombre repercutirá aplastantemente en el futuro de la democracia mexicana.

Dante Delgado durante décadas, después de Porfirio, se ha convertido en un factótum contundente del cambio democrático mexicano, ha oxigenado la política al incorporar en su quehacer a jóvenes carismáticos quienes no obtuvieron espacios en otras fuerzas.

Ni los gobernadores Alfaro y Samuel, ni Luis Donaldo, ni Mariana o Chertorivsky, tendrían oportunidades de expresión y acción política sin el apoyo y conducción de Dante.

Dante es un descubridor de talentos, su partido privilegia las demandas concretas de la ciudadanía sobre las desgastadas ideologías de izquierda y derecha.

Sabe perfectamente que Movimiento Ciudadano es indispensable para la construcción de una verdadera alianza opositora, para crear una esfera de proyección nacional propia para su instituto partidista, o para definir el triunfo de MORENA en 2024.

Movimiento Ciudadano le aportaría a la Alianza figuras frescas, limpias, honestas, de hábiles atributos en la comunicación política que la harían más atractiva. MC puede consolidarse como el partido de los jóvenes.

Por ahora, se observa la necesidad política de que Xóchitl de buscar a Dante. Ha tenido prudencia en sus expresiones para con el liderazgo de MC. Ese encuentro puede ser promisorio para la oposición que se agrupa y cautiva el imaginario mediático.

Son tiempos de pragmatismo radical, de renovación, espera y visión estratégica electoral.

Dante lo sabe, ante el asedio que crecerá para que Movimiento Ciudadano se pliegue a la oposición de la Alianza Va por México.

En su reciente Consejo Político Nacional, Dante evitó la ruptura del Gobernador Alfaro y una mayor escisión interna.

Jalisco se mantiene en Movimiento Ciudadano, sabedores de que ambos liderazgos se necesitan, para que se renueve para MC la sucesión por la gubernatura.

A su vez, se aprobó que por ahora no se pliegan a alianzas, van por su propia metodología y a darle su lugar a sus aspirantes a la Presidencia (con trayectorias impecables en lo personal y en los medios masivos como Amalia García, Patricia Mercado e Ivonne Ortega y Luis Donaldo).

El reloj político de la coyuntura puede favorecer su estrategia: mientras en septiembre el Frente va por México y MORENA deciden su candidato presidencial, en octubre-noviembre Movimiento Ciudadano tendrá sus propias convenciones estatales, su pasarela política de presidenciables. Para quienes se aturden en la espera y apremian ambiciones en la coyuntura actual, será el 5 de diciembre cuando conoceremos quién va por Movimiento Ciudadano.

El dato central del método de campaña podrá ser el hecho de que quien desee la alianza con Movimiento Ciudadano, deberá asumir el riesgo de competir contra sus propios presidenciables de MC, pudiendo fortalecer o poner en riesgo toda la fuerza y el capital político que represente por sí mismo.

¿Se equivocará Dante? ¿O estamos ante una estrategia que apuesta a superar la polarización que se profundiza ahora mismo, con un juego de ajedrez múltiple que confirmará para Movimiento Ciudadano sus posibilidades de conquistar la Presidencia en 2024?, o a la postre, ¿Movimiento Ciudadano será solo el fiel de la balanza entre Morena y el Frente Opositor?

Recapitulemos.

En efecto, AMLO representa un carisma político inédito en México. La profundidad de este fenómeno está aún por ser objeto de estudio y comprensión a profundidad. Pero por ahora es claro que su carisma no se hereda.

Xóchitl está encabezando la conversación pública, ha desplazado al Presidente AMLO al mostrarle desconcertado e inercial en su método de comunicación política con adversarios.

No es para menos, su candidata no despierta emociones políticas más favorables, no convence, no conmueve, representa demasiadas dificultades para conquistar adeptos y convencer de que puede llevarse el triunfo electoral para MORENA.

La ciudadanía cobra conciencia cada vez más de que en la Ciudad de México -hemos dado cuenta de ello en varias de nuestras anteriores colaboraciones-, las políticas públicas han tenido su momento más crítico de ineficacia.

La convivencia en la gran urbe se deteriora a niveles inhumanos, nada cambió, el deterioro es inconmensurable.

Ante dichos fracasos no se puede aspirar a nada más, es insensato, no se puede engañar a nadie.

Respecto al proceso sucesorio y al cierre de su administración sexenal, el Presidente AMLO enfrenta dilemas, cambiar su estrategia y su narrativa de comunicación, cambiar su predilección en su candidatura, a parte de su gabinete, la calidad de sus asesorías. ¿Se lo permitirá así mismo?

Xóchitl está ya ahí, ocupando espacios en redes, irrumpiendo la ruta ideológica, poniendo en tela de descrédito el discurso y la narrativa de la 4T: ha enfrentado adversidades con enjundia, tiene raíces populares genuinas y, encima, despierta alud de simpatías en sectores distanciados de la política.

Toma las cosas con humor, se ríe de la propia adversidad y sigue adelante.

Finalicemos.

Nada está escrito entonces para las candidaturas presidenciales y a su vez, para los tejidos y las estrategias que se urden dentro y fuera de las voluntades de quienes compiten y toman la delantera por las candidaturas.

Si la embestida presidencial y el alineamiento progresivo opositor en torno a Xóchitl le ubican como el nuevo centro de gravedad, entonces debemos pensar si ello significa que el valor de quien poseerá la candidatura por MORENA se ha modificado.

Si él profundiza por la línea actual de confrontación y demérito de X. Gálvez, entonces apostará a que con ella se profundice la polarización, y si ella y la oposición que representan no se vuelven una apuesta de victoria sino sólo una reproducción al máximo de la disputa entre élites y proyectos de nación, el dilema se desplazará a las y los electores (particularmente los jóvenes, cada vez más informados políticamente de lo que han dejado de representar y de las mezquindades que esconden los dominios de las campañas), y nuevamente, acaso Movimiento Ciudadano podrá aparecer en el escenario como una alternativa más progresista y menos visceral para como las circunstancias del país parecen exigir.

A su vez y por ahora ¿quién de las y los presidenciables se transformará profundamente poniendo en jaque las reglas del juego de poder interno y de la competencia política por la Presidencia?

Cajón de Sastre

Se nos fue Porfirio, es una muerte que cimbra la política nacional.

Polémico sí, narcisista sí, ambicioso y personalista sí, pero brillante, sensato, consecuente.

Innegable constructor de nuestra democracia contemporánea, reformador del Estado, un hombre con una visión política realista y plausible.

El Presidente AMLO tuvo en él un consejero clave para que haya podido escalar hacia la Presidencia.

Quizá por esa razón, en un acto de reconocimiento y sensatez Porfirio le impuso la banda presidencial.

A decir de Porfirio, el proyecto de la 4T se desvió, el populismo autoritario lo quebró, la injerencia inusitada del ejército y el narco secuestraron el proyecto de una República social.

Descanse en Paz ese gran mexicano, Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lazo de la Vega.