Por: Ricardo Homs
Ni respeto… ni autoridad
El Estado empresario
Desde el 7 de junio pasado un juzgado federal especializado en materia civil reconoció el “derecho de réplica” que debe otorgarse a Xóchitl Gálvez. Ella debe ser recibida por el presidente López Obrador en “la mañanera” para que ofrezca su versión a lo comentado por el primer mandatario con anterioridad y para ello le otorgó un amparo.
Este amparo se sustenta en la ley reglamentaria del Artículo 6 Constitucional.
Sin embargo, el presidente se negó a acatar esta resolución del juez y lo hizo notar categóricamente en una mañanera, argumentando que no le daría a Xóchitl la oportunidad de ir a promoverse en su propio espacio matutino.
El tiempo ha transcurrido y esa negativa no ha tenido ninguna consecuencia y ninguna autoridad judicial ha emitido la sanción que procede por este desacato.
Por tanto, debemos considerar la posibilidad de que en caso de que llegase a ganar la oposición en la elección presidencial… ¿El presidente entregaría el gobierno en los tiempos y plazos constitucionales, al candidato triunfador?
Si no respetó el amparo del juez que le conminó a otorgar el derecho de réplica a Xóchitl Gálvez y no ha habido consecuencias… ¿Entregaría el poder a un candidato opositor consciente de que cumplir con la ley significa el fin de la cuarta transformación?
Si no respetó la autoridad y autonomía del Poder Judicial… ¿Por qué habría de respetar al INE y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación?
Pequeños detalles como lo es ignorar un amparo judicial otorgado para un simple derecho de réplica, -fácil de cumplir-, y que ninguna autoridad judicial haya reaccionado, puede tener grandes significados y consecuencias en el futuro.
Este precedente le indica al presidente que no hay ninguna autoridad por encima de él, ni siquiera la Constitución. Por tanto, para él esta es una invitación a seguir confrontando la aplicación de la ley, para así desgastar al Estado de Derecho.
Este es un asunto de principios democráticos, pues antes de este gobierno ya habíamos logrado formar un país de instituciones. Sin embargo, ahora, -con acciones como esta-, lo estamos regresando a ser un país de caudillos.
Este escenario es preocupante pues podría desquiciar al país y generar violencia.
Simplemente con desconocer los resultados y alegar un fraude, habría una confrontación popular.
No es lo mismo haberlo hecho anteriormente en el rol de oposición, que hacerlo ahora presidiendo las instituciones del país y ejerciendo un poder personal superior al de sus antecesores.
Poner atención al contexto jurídico del manejo político del país, es fundamental para preservar nuestra democracia. La ciudadanía debe exigir respeto a la ley.
Los acontecimientos importantes, -que definen el destino de un país-, siempre se construyen a partir de la suma de pequeños hechos, -imperceptibles para la gente-, que generalmente pasan desapercibidos. Sin embargo, van dejando huella y delineando un camino, para bien, o para mal.
CONFUSIÓN
El presidente López Obrador ya dio respuesta al INE en la mañanera de este pasado viernes, respecto a la limitante impuesta para que en su foro mañanero no hable de candidatos: ni en contra de la oposición, ni a favor de sus corcholatas.
El presidente argumenta que lo quieren silenciar y entonces cuestiona… ¿Dónde está la libertad de expresión, el derecho de réplica y el derecho a disentir?… que son principios básicos de la democracia.
Parece ser que el presidente no ha entendido que estos derechos son sólo para los ciudadanos, pues se ejercen frente a los intentos de ser silenciados desde el poder. El presidente representa el poder y no necesita apelar a un derecho para hacer lo que sabe hacer … imponer su opinión personal.
Además, apela al derecho de réplica para sí, cuando él se lo ha negado a Xóchitl Gálvez.
Muy confusa es la retórica presidencial.