Actualmente, más de 28.000 objetos, entre ellos cerca de 4.000 satélites en funcionamiento, orbitan alrededor de la Tierra, según la Agencia Espacial Europea
Esta cifra es alarmante, ya que implica la existencia de aproximadamente 9.300 toneladas de basura espacial lanzada por el ser humano. Se estima que alrededor de 6.000 toneladas se encuentran en la órbita baja (LEO), que se sitúa por debajo de los mil kilómetros de altura y alberga infraestructuras cruciales como la Estación Espacial Internacional.
La basura espacial representa una grave amenaza, ya que los satélites se desplazan a velocidades extremadamente altas, cercanas a los siete u ocho kilómetros por segundo.
En caso de colisión, estos objetos pueden causar un daño significativo y generar una peligrosa nube de fragmentos para otros aparatos en órbita. Actualmente, se ha superado el umbral crítico de densidad de basura espacial en la zona LEO, lo que puede dar lugar a un crecimiento incontrolado del número de objetos debido a colisiones, conocido como el síndrome de Kessler.
El choque ocurrido en 2009 entre el satélite ruso Kosmos-2251 y el estadounidense Iridium 33 es un claro ejemplo de la creación incontrolada de residuos espaciales. Este incidente generó más de 2.000 fragmentos de más de diez centímetros de tamaño.
Los efectos dramáticos de esta fragmentación tardarán años en manifestarse por completo, pero ya se enfrentan problemas actuales que requieren una importante inversión de recursos para monitorear la basura espacial. Además, cuando se presenta la posibilidad de colisión, se deben realizar maniobras evasivas que implican un gasto de combustible y acortan la duración de las misiones espaciales.
Desde el lanzamiento del primer satélite artificial, el Sputnik 1, en 1957, la presencia humana en el espacio no ha dejado de crecer. Sin embargo, no parece que estemos cerca de reducir nuestra actividad en el espacio, sino todo lo contrario. En la última década, el número de lanzamientos de satélites comerciales ha superado a los civiles y de defensa, que solían ser los protagonistas de la órbita más cercana a la Tierra, donde se encuentra la Estación Espacial Internacional.
Solo en 2019, se lanzaron cerca de 400 satélites, aproximadamente dos tercios de ellos con fines comerciales. Se espera que en los próximos cinco años se pongan en órbita entre 1.800 y 2.500 nanosatélites, según un informe de la consultora SpaceWorks. Además, se proyecta que el mercado global de satélites alcance los 4.800 millones de dólares (casi 4.000 millones de euros) en 2025, casi triplicando la cifra actual.
La carrera espacial ha experimentado un crecimiento exponencial, lo que plantea importantes desafíos en términos de gestión de la basura espacial y la seguridad de las misiones espaciales. A medida que el número de objetos en órbita continúa aumentando,