Por Clara Villarreal
La comunicación no verbal juega un papel crucial en la doma y el manejo de los caballos.
El pasado domingo 25 de junio; mi amigo David Alonso, me invitó a su rancho Brío Natural en Coahuila. Quienes tenemos el honor de conocerlo sabemos su gusto, su pasión pero sobre todo el conocimiento que tiene en la doma natural de caballos. Verlo comunicarse con los caballos es todo un espectáculo, y ¿por que no?, estoy aprendiendo esa comunicación con los caballos. De hecho he aprendido que para conocer a fondo tu personalidad, la convivencia con caballos te da una radiografía de tu persona.
Este domingo tuve la oportunidad de montar a Benito, un caballo de la propiedad de David, y que el mismo vio nacer. A la semana de su nacimiento, la madre de Benito murió de un cólico fulminante. Así como los humanos cargamos con heridas de la infancia, este caballo aún conserva algo de esa pérdida a su temprana edad, la inseguridad. Contar la historia de Benito es importante para entender el siguiente contexto.
Cuando un caballo tiene entrenamiento y el jinete no, es fundamental que el jinete adquiera habilidades en comunicación efectiva no verbal. Aunque el caballo pueda estar preparado físicamente, el jinete necesita desarrollar una comprensión profunda de cómo transmitir sus instrucciones y establecer una conexión clara con el caballo a través de señales no verbales. Esto implica aprender a utilizar el lenguaje corporal, los gestos y la energía de manera coherente y consistente para comunicar sus intenciones al caballo.
La comunicación no verbal juega un papel crucial en la doma y el manejo de los caballos, ya que estos animales son altamente sensibles a las señales sutiles. El jinete debe aprender a leer las respuestas del caballo y ajustar su propio comportamiento en consecuencia. Esto implica ser consciente de la postura, la respiración, la mirada y otros aspectos no verbales que pueden transmitir confianza, calma y liderazgo al caballo.
Sabiendo esto y conociendo la historia del caballo, yo me percataba que en la cabalgata que hicimos del rancho Brío Natural al centro de Arteaga, Benito siempre prefería ir justo detrás de Vikingo, un caballo semental con un fuerte temperamento, también propiedad de David y que el mismo iba montando. Benito reconoce a Vikingo y a David como líderes de su manada. En este caso mi comunicación con Benito no tenía suficiente liderazgo así que el decidió; por su inseguridad y mi falta de comunicación, tomar a Vikingo y a David como su referencia en la caminata. Mi aprendizaje y mi ventana de oportunidad es notorio.
Convivir y montar caballos te da la claridad para entender que te falta para desarrollarte mejor en liderazgo y en comunicación. La Clara de la primer clase es muy diferente a la Clara de la segunda. Es impresionante los avances en mi personalidad gracias a la convivencia con los caballos. Quienes me conocen saben que desde que nací estuve rodeada de caballos, ya que tuvimos un Lienzo Charro, pero mi edad y mi inmadurez de esa época no me permitieron ver y comprender de lo que ahora soy consciente.
Continuará…